LAS RAICES DOMINICANAS DE LA DOCTRINA DE MONROE

I.- SANTO DOMINGO Y LA DOCTRINA DE MONROE:
PRESENTACIÓN
"Que el Gobierno de Santo Domingo es gobierno porque lleva el
nombre de tal, pero que su cimiento es costal de plumas que espera el
viento para llevarlo a Puerto de salvación..:' (1)
CONDE DE MIRASOL
Despacho a la Corte desde Puerto Rico, 1845.
"EI objeto de esta misión era indagar y conocer la capacidad
de los dominicanos para sostener su independencia':(2)
PUBLIC LEDGER
Periódico de Filadelfia, el 29 de dic., 1846.
El papel de Santo Domingo en la formación de ese formidable instrumento
de la diplomacia norteamericana que se conoce como DOCTRINA DE MONROE,
es muchísimo mas importante de lo que puede hacer suponer el peso
de este pequeño país en los asuntos mundiales y aun en los
asuntos continentales y, si se quiere, aun en los antillanos.
Cuando uno se sumerge en el estudio de esta gran Doctrina, no deja de
inquietarse ante la evidencia de que, a pesar de la poca importancia que
pueda tener este país, haya estado tan presente en la mente de
los forjadores del instrumento diplomático fundamental
(1) Relaciones Dominico-españolas,
Pág. 40.
(2) " " " Pág., 61.
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de una nación tan poderosa y de tanta participación en
los problemas del mundo entero, como los Estados Unidos. Este fenómeno
es, desde luego, poco conocido. Porque en definitiva ¿que importancia
puede tener el hecho de que un país tan poco conspicuo como Santo
Domingo haya sido casi siempre la musa inspiradora de la Doctrina de Monroe?
Lo que importa es la Doctrina de Monroe. Y en cuanto al papel de Santo
Domingo en su formación histórica, es cosa que a lo sumo
atañe a los eruditos, a los buscadores de paradojas pare los servicios
de prensa y a a1gun que otro dominicano aficionado a la historia de su
país.
Pero es precisamente por las rezones expuestas que nosotros vamos a desarrollar
aquí ese tema, en el marco del compromiso contraído con
este curso de verano. El tema propuesto es el de los "Orígenes
históricos de la Dependencia en Santo Domingo", tema necesariamente
vasto y prácticamente inagotable en las presentar circunstancias.
Inicialmente hemos vacilado al preguntarnos que interés puede tener
pare el estudiante mexicano, las mil y una incidencias del proceso hist6rico
de la dependencia dominicana. Ciertamente, Santo Domingo se ha ganado,
como dice el Profesor J. Fred Rippy, "el Triste privilegio de ser
una de las naciones mas turbulentas de la América Latina ",
criterio que había expresado ya el viejo historiador español
don Nicolás Estévanez en su Historia de América el
siglo pasado. El relato de estas turbulencias no sirve sino pare fatigar
al oyente y martirizar.a los estudiantes. Por eso nosotros nos hemos enfrascado
en un esfuerzo mayor y hemos decidido embarcar el problema de la dependencia
dominicana en un barco de mayor tonelaje, la Doctrina de Monroe, presentando
un aspecto de el que tal vez puede despertar alguna curiosidad en el auditorio,
aunque solo sea pare ver en que medida este esfuerzo da algún resultado
atendible. Naturalmente, para nadie es un secreto que la Doctrina de Monroe
ha tenido macho que ver con la dependencia dominicana, como lo ha tenido
que ver con otros países latinoamericanos. Pero lo que no es tan
sabido ya es la proposición a la inversa. Vale decir, que la Doctrina
de Monroe le debe mas a la dependencia dominicana que lo que esta dependencia
le debe a la Doctrina de Monroe.
A ningún país, salvo tal vez a México, y de una manera
paradójica, tal vez a Inglaterra, le debe Canto la Doctrine de
Monroe como a Santo Domingo. Le debe el nombre de pile ya que
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era absurdo que le debiera el apellido puesto que Monroe no es apellido
que existe en Santo Domingo. Por eso más bien pudo llamarse Doctrina
de Santo Domingo, nombre que nosotros presentamos como una proposición
formal, seguros de que será adoptado en este magnifico escenario,
si logramos dominar nuestra faena.
Así, pues, nosotros vamos a ensamblar aquí dos recorridos
paralelos, sacrificando en el uno y en el otro los ramales que se apartan
del rumbo. Otros compatriotas que participan en este torso cubrirán
con ventaja para mis oyentes, los vacíos necesarios y las deficiencias
inevitables.
I
Por los años de 1926, un norteamericano may lucido escribió
una obra titulada "Los Americanos en Santo Domingo", en la cual
declaraba lo siguiente:
"La manera como el balance del poder en el Caribe ha regularizado
la efectividad de la Doctrina de Monroe, puede ser ilustrada observando
nuestras relaciones con Santa Domingo después de 1850. . ."
Estas palabras aparecen en la introducci6n de la obra y despertó
gran interés en nosotros cuando éramos estudiantes. Desgraciadamente,
el trabajo solo incidentalmente contempla el problema sin haber referencia
concreta a ese "balance del poder" y a esa "regularización
de la efectividad" que allí se apuntan. Aquí nosotros
aspiramos hacer referencia concreta a esos puntos a manera de esqueleto,
para la presentación de los problemas del proceso de dependencia
dominicana en el piano histórico.
Debemos a los trabajos del profesor Dexter Perkins, considerado por algunos
como el historiador "oficial" de la Doctrina de Monroe, las
orientaciones fundamentales de estas ideas. Su bibliografía es
copiosa y su autoridad indiscutible. Y vamos a comenzar mencionando un
párrafo de su obra principal, "The Monroe Doctrine".
Dice así:
J. Melvyn M. Knight: LOS AMERlCANOS EN
SANTO DOMINGO. Santo Domingo,
1939.
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"Cuan lejos de su extinción estaba el espíritu de
interferencia es cosa que se puede descubrir fácilmente al examinar
la cuestión de México o la cuestión de Santo Domingo...
El caso de México es, sin dada, el mas importante; pues ciertamente
es este el que atrajo, en mayor grado, la atención de los historiadores.
Pero la relativa novedad envuelta en el estudio de las relaciones Francesas
y Españolas con la Republica Dominicana, le imprime un interés
peculiar a esta parte de !a narración'(4)
Nosotros queremos destacar dos asuntos que se desprenden de esta cita
de Perkins. Lo primero es que e1 señala que la cuestión
de México atrajo particularmente la atención de los estudiosos.
Y es claro. México tiene un lugar en el mundo por el peso de su
economía, por la extensión de su territorio y desde luego
por la grandiosidad de su proceso historico. Y esto explica, a lo menos
en parte, la atracción que siente el historiador por convertir
un país tan grandioso y además tan hermoso en materia de
sus estudios. Lo que no parece ser el case de Santo Domingo. Pero lo que
mas nos llama la atención, y es este el segundo aspecto que nosotros
queríamos destacar, es que el propio Perkins, que ha sido sin dada
el primero en destacar el papal de Santo Domingo en la formación
de lo qua entendemos por Doctrina de Monroe, agoto su entusiasmo en su
primer trabajo importante sobre la malaria qua es, por cierto, su obra
fundamental y la que le ha acreditado los meritos que se le reconocen.
En trabajos posteriores, tal vez después del deleite de la novedad
a la que se alude, su interés por Santo Domingo desaparece de una
manera qua al curioso le resulta inquietante. Por ejemplo, en su Historia
de la Doctrina de Monroe publicada en 1955 y que se presenta come un resumen
de la obra en cuatro volúmenes que hemos mencionado antes, Santo
Domingo pass come un soplo, de manera tan notoria que da la impresión
de que quisiera borrar lo que había dicho antes. Esto mismo se
advierte en sus colaboraciones para la "Enciclopedia Americana"
edición de 1958 y para la "Enciclopedia Británica"
edición de 1971. En la primera se puede seguir paso a paso el papel
de Santo
(4) Dexter Perkins: LA CUESTION DE SANTO
DOMINGO, 1819-1863, Santo Domingo, 1955. Es una traducción del
capitulo V de THE MONROE DOCTRINE, 1826-1867, de 1933
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Domingo en la articulación de la Doctrina, de manera tal que autoriza
a afirmar que este pequeño país ha estado presenté
en el nacimiento, la pasión y la muerte de aquella gran Doctrina.
Sin embargo en su articulo de 1971, Santo Domingo se volatiliza, como
si este distinguido profesor quisiera librar su conciencia del remordimiento
de un antiguo pecado. Es una experiencia que se puede llevar a cabo comparando
ambos textos si a alguien le interesa buscar en los misterios y especular
sobre las motivaciones del corazón humano.
Es probable que la aparente apatía de los estudiosos respecto a
esta pequeña antilla se deba a su pequeñez y a su atraso
económico, con las consecuencias que particularmente esto ultimo
conlleva. En una ocasión leímos en una edición de
la antigua Enciclopedia Británica, cuando aun era británica,
en el articulo correspondiente a Santo Domingo, que "este país,
uno de los mas pequeños y por lo menos hasta principios del siglo
XX uno de los mas pobres, ha jugado un papel de gran importancia en política
internacional". Para nuestra decepción, nada en el recto del
mencionado articulo, inducía a esa opinan. Lo que era indudable
es que el articulista, entre otras razones por británico, labia
por que lo decía aunque no pasara de ahí. Mas adelante lo
vamos a ver...
2
La verdad es que Santo Domingo ostenta quizá demasiado pomposamente
el nombre de República Dominicana. Es, en efecto un país
muy pequeño para tales grandilocuencias: apenas algo mas o menos
de 50 mil kilómetros cuadrados, que viene a ser aproximadamente
ese trozo de la península de Yucatán, en el extremo sur
de México, que es el Estado de Quintana Ron. So1o la población
de la ciudad de México duplica la población total de la
República Dominicana y cobra población para cubrir la de
su capital, Santo Domingo.
Es ademas un país económicamente atrasado. El presupuesto
nacional fue secularmente inferior al de una ciudad como la de La Habana,
en la vecina isla. A falta de un buen sistema de ómnibus o ferrocarriles,
el transporte de pasajeros se hace mayormente en
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