Editorial
El Caribe
2/11/2009
El
fallecimiento del obispo emérito de Santiago,
monseñor Roque Adames Rodríguez, priva
a la sociedad dominicana y particularmente a la feligresía
católica de una voz orientadora que hizo invaluables
contribuciones para el desarrollo, la educación
y la búsqueda de valores, teniendo como fundamento
la vida espiritual.
Como
expresión de su permanente preocupación
por el bienestar de los dominicanos y su sensibilidad
por la naturaleza y los recursos naturales, muchos de
sus aportes a lo largo de su fructífera existencia
estuvieron vinculados al Plan Sierra y a la Pontificia
Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM),
de la cual fue rector.
Pero
como consagrado pastor de almas, quizás
su mayor contribución y por la que siempre será recordado
en la comunidad cristiana fue haber logrado en su diócesis
y en parroquias de otras localidades, una esmerada formación
para que los padres fueran los catequistas de sus hijos,
o sea, guías e instructores en la fe y en las
enseñanzas del evangelio.
En
una sociedad como la dominicana, atribulada por tantos
peligros, malas influencias y perversas
acechanzas, el
fortalecimiento de las familias mediante el seguimiento
de principios cristianos amerita renovados esfuerzos
y tiene en la vida y obra de Roque Adames un ejemplo
y una pauta digna de constante emulación.
Aunque
la idea de la renovación de esta doctrina
fundamental sobre la que se edifica la homilía
tuvo su génesis en Santiago, la simiente sembrada
por este gran prelado se extendió con el paso
de los años a todo el país bajo el impulso
del Instituto Catequístico San Carlos Borromeo,
fundado en el 1967.
Roque
Adames, uno de los dignatarios de mayor formación
intelectual del país, trajo de Roma la idea de
que el gran problema de los templos católicos
en el continente era “una formación en la
fe muy superficial” y que, por tanto, al cristiano
había que llevarlo a lo que él denominó “una
conciencia de su fe”.
Su
prédica para forjar esta fortaleza
espiritual que tanto necesita el ser humano tiene en
el semanario
Camino un legado imperecedero. Paz a los restos de este
eminente sacerdote.
Tomado
de: http://www.elcaribe.com.do/site/index.php?option=com_content&view=section&l
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