¡Buen viaje Pancho Valentín! (Memorias de un Marinero)

Polvo... Las convulsiones del vehículo hacían trepidar la tierra... El
hombrecito iba subido en la caseta del vehículo moviendo sus palancas...
El vehículo avanzaba rugiendo... echaba hacia atrás... volvía hacia adelante...
El hombrecito le daba a la palanca mayor con furia coma si ella no quisiera
obedecer sus ordenes... luego invertía la posición de la otra palanca...
El motor rugía como una bestia airada acosada par un domador... volvía
hacia atrás para embestir de nuevo... El hombrecito era como el pensamiento
del animal de hierro... Una pequeña sustancia blanda atrapada en el pellejo
de la mole de metal... Era no obstante su ferocidad... su ira... su inteligencia...
Y este soplo maldito impulsaba al monstruo de hierro...
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Una pequeña demolición es mas dolorosa que un gran incendio... La Ilama
es bella... Es como una danza de banderas...Es humana... carnavalesca...carnal...
Cuando un pintor concibe su obra es toda incendio... masas de color que
suben... se entrelazan... conversan... brazos que se alzan de un océano
de luz... imploran... florecen... amarillos que traspasan los rojos...
negros y azules que persiguen al anaranjado... siempre danzantes... siempre
alegres... voluptuosas... ágiles...
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La demolición es gris... Es fría... carece de fiebre... Es esa locura
que se arranca los cabellos y se rasga las vestiduras... Es el espectáculo
de la adolescente que se arranca los ojos hundiéndose las unas en las
corneas... El ave de rapiña que hala los intestinos de un perro de aguas
llamada Pierrot... Avanza contra todo lo que antes ha sido armonía...
desarticula el equilibrio y acredita el desorden... sobre las ruinas impone
el polvo... sobre las torres el estrépito... sobre el ritmo el caos...
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El amor siempre fue identificado con el fuego... las llamaradas del amor...
o del deseo... la Ilama ardiente, siempre viva... "la fiebre del amor
me consume"... "ardo en lo amor como en un fuego alegre... crepitante...
multicolor"... Pero la demohci6n solo es comparable con el odio...
carece de poesía... de temperatura... de voluptuosidad...
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El hombrecito movía sus palancas
y el aparato rugía con mas vigor... abalanzándose como una tropa que obedeciera
a un Napoleón enardecido... ¡a la carga!... para retirarse de nuevo y
volver a avanzar... Pero uno lo veía por encima del parapeto porque se
había introducido en un solar rodeado por un muro de concreto... El hombrecito
sobresalía dentro de su caseta y se le veía mover las palancas pero no
la operación que se llevaba a cabo... Solo se le veía tambalear y mover
constantemente las palancas... una vez hacia adelante otra hacia atrás...
o poniendo una delante y la otra atrás... y el trepidar de la tierra y
la nube de polvo...
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Para introducirse ha debido romper la muralla de concreto y entonces
uno podía acercarse al boquete y contemplar la operación en todos sus
detalles... El aparato tenia un largo apéndice de hierro que avanzaba
sobre una pared de bloques prefabricados atacándola por la parte inferior...
la pared se desplomaba y le llenaba la boca al aparato... entonces giraba
y desalojaba su boca para volver a avanzar... a veces, al llegar a una
columna, vacilaba... el hombrecito aceleraba el motor que avanzaba rugiendo
y desplomaba la columna... volvía el aparato a girar... recogía los fragmentos
dispersos por el suelo... y volvía a avanzar... constantemente repetía
la misma operación... golpe tras golpe iba desapareciendo la edificación
condenada a muerte....
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Todavía uno podía ver una pared que permanecía en pie... Aunque era sin
duda frágil, uno comprendía que las dos columnas que la sujetaban le aseguraban
larga vida... una ventana se abría en ella... uno hubiera querido saber
para quien fue abierta esa ventana... para el vuelo de que sueños... para
la visión de que fantasías... para que espera...
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No tardo en caer... los despojos fueron a engrosar una loma de tierra cubierta
de polvo... la forma había desaparecido y lo que antes fue una casa era
ahora una pequeña colina de fragmentos informes... Si alguien se hubiera
dedicado a rebuscar entre los despojos sin duda habría encontrado algún
indicio del pasado... un pañuelo... una pagina escrita a mano... tal vez
una fotografía...
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olo un chiquillo emprendió este viaje sentimental al pasado...
Pero no encontró pañuelos, ni misivas, ni retratos... Encontró un objeto
que solo el ojo perspicaz de una criatura de su edad pudo haber descubierto
en las ruinas... Un globo de goma que alguna vez tuvo esa vida efímera
que le infunde el gas... estaba allí exhausto y vacío con su pequeña
boca cerrada por un apretado cordel... El no pensó de donde pudo haber
venido... No investigo si alguna alegre corriente de aire lo arrastro
por los cielos y vino a depositarse en la azotea de la edificación demolida...
Le bastaba al niño con el premio..
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Nadie pudo decir nunca hasta que punto la vida de este niño podía ser
semejante a la de este globo... Y resulta que la vida de los niños es
la vida de los hombres... Y Ali ha sucedido en...
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...LA EFIMERA EXISTENCIA DE
PANCHO VALENTIN
(tal como fue contada por el mismo)...
... que es el titulo autentico con el cual llego a mis
manos...
Ignoro quien ha podido
ser su autor... Este documento fue hallado entre los escombros de una
edificación recién demolida... Inicialmente creí que su autor ‑habría
sido el joven que me la proporciona, acaso con la intención de conocer
por esta vía oblicua, mi opinión acerca de su trabajo... Este truco,
demasiado conocido y pasado de moda, tanto por parte de los jóvenes aspirantes
a la gloria literaria como de los novelistas de la vieja escuela, no podía
impresionarme... Ahora recuerdo el Manuscrito encontrado en
Zaragoza o el Dialogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu...
El Lobo Estepario y el Quijote mismo... Difícilmente puede aceptarse
esa aparición milagrosa de un manuscrito importante entre los desechos
de una construcción recientemente derruida...
Solo después de haber obtenido la
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certidumbre de su autenticidad,
pude prestarle aquella atención que ahora culmina en la publicación...
Además, disto mucho de
considerar j que la autenticidad a la cual se debe esta determinación,
constituya de por si un merito suficiente para reclamar la atención del
lector...
No
es un merito si el presente documento se presenta como un trabajo de ficci6n...
En tal caso seria una contradicci6n en si misma... Por consiguiente, bajo
ninguna circunstancia debe ser considerado este documento vivo de una
existencia genuina, y a mi modo de ver altamente poéticos, como una novela...
¡Por nada del mundo!... Seria una terrible frustración para su autor...
Porque ~ no tiene derecho una persona que ha vivido su vida, entregarle
este testimonio a otras personas que se encuentran viviendo la suya?...
El lector contemporáneo de novelas y otros textos
de ficción, trabajado por la excelente novelística de nuestra apoca, por
el talento incomparable de numerosos escritores de alta escuela, y por
el éxito que hacen posible los medios modernos producción y difusión en
masa, ha desarrollado una resistencia a cualquier filtraci6n de la realidad
en el relato... Ha
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sufrido una fijación absoluta
en la novela pura... Y así debe ser... Si la novela quiere ser novela,
debe ser el producto mas puro de la imaginación del escritor... Nada que
no sea la ficción, ninguna apelación a elementos extranovelísticos, vale
decir auténticos, debe filtrarse por las fisuras de su narración... Su
discurso debe ser un flujo limpio y llevar en sus ondas, como esos arroyuelos
que llevan a otros parajes la semilla de ciertos árboles, la imaginaci6n
de su lector...
Pero puede haber un hombre
común y corriente, azotado por la vida o por la muerte, por el amor o
por el sueno, un jirón de realidad autentica y vivida, igualmente digno
de ser contemplado y reconocido por otros hombres igualmente azotados
por la vida o por la muerte, por el amor o por los sueños... Su testimonio
no debería ser considerado entonces como una empresa novelística, sin
frustrar sus intenciones y sus anhelos...
Yo no he tenido el privilegio
de conocer a Pancho Valentín, ni bajo ese nombre ni bajo el nombre del
autor del documento, que son la misma persona, sin que el nombre de Pancho
Valentín aparezca en su relato como un personaje de ficción. El autor
es Pancho Valentín en el relato sin
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dejar de ser el mismo...
Su explicación es natural y sin complejidades... No deja que un solo destello
de imaginación destruya la naturaleza documental de su trabajo... Sin
dada, el genero al que pertenece su obra es al de las Memorias, no muy
j socorrido en nuestra época si nos olvidamos de aquella joya incomparable
que nos dejo Neruda... Pancho Valentín, claro esta, no fue, o no es, ni
lo será nunca, un poeta ni de esa estatura ni de ninguna otra... Fue solo
un marino... Un hombre elemental aunque medianamente cultivado... Pero
al mismo tiempo un modelo extraño... Una existencia destinada a la brevedad,
que acepta la brevedad de su destino, que la certifica, que la
celebra, y al mismo tiempo aspira a perpetuarla... Una contradicción..,
Y precisamente, es la
contradicción que anima la vida de los hombres, y a veces la de las mujeres,
lo que ha llevado por fin a la determinación de publicar...
LA EFIMERA EXISTENCIA DE
PANCHO VALENTIN
respetando punto por punto la autenticidad de su documento...
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Amo el amor de los marineros....
NERUDA(Farewell)
Pastoreaba las estrellas
con mis manos en la nuca para aflojar las contracciones de mi cerebelo,
cuando llego mi amigo D...
¿Que haces ahí?... me dijo.
Eran las ocho de la noche...
Veinte años atrás había
abandonado este país y había castigado los cinco mares... Desde entonces
no había vuelto a ver a este noble miembro de la cofradía de la adolescencia
a quien llamábamos Delirio... (porque había pertenecido en cuerpo y alma
a una muchacha adorable Ramada Lirio)... y a quien yo llamaba D. por la
vaga presciencia de que un día escribiría acerca de el a propósito de
mi...
Inesperadamente se encontró
conmigo en el Parque Colon... frente a la Catedral Primada de América...
y no ha debido ser pequeña su sorpresa... y mucho mayor al descubrirme
en aquella postura astron6mica y contemplativa... Si uno sorprende a un
amigo a quien ha dejado de ver veinte anos atrás con un libro de
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música en las manos... un
ave del paraíso en el! hombro... y mirando a través de un teodolito...
lo natural es que trate de cerciorarse del verdadero sentido de la situación,
antes de evocar los tiempos idos... Aunque yo no llevaba nada en las manos
salvo mi cabeza febril, y miraba las estrellas sin teodolito prácticamente
sin mirarlas, esa ha debido ser la impresión que recibió mil amigo D.
al verme...
Yo no estaba solo... Como
que había ejercido profesionalmente la marinería durante todo este tiempo,
me acompañaba una sirena que había capturado en uno de mis viajes...
Iba de pasajera en uno de aquellos barcos y. solía pasearse por el jardín
de proa cuando yo la conocí... Contemplándola con la melena desatada y
la nariz erguida me pareció uno de esos mascarones de proa de la navegación
antigua... situados en lo alto del tajamar... usualmente representando
una sirena... y que todo buen marino lleva en el alma... Yo simple‑1
mente me enamore de ella... Un día, tratando de. ganarme su vecindad,
simul6 que un movimiento normal que había realizado el botalón 'de proa
iba a provocar un accidente y salte sobre ella... había mas audacia que
peligro... y mas ternura que brusquedad... en aquella escena... por lo
que me veía supuestamente obligado a dar una explicación...
‑Usted disculpe, le
dije, pero nuestro deber es proteger al pasaje... Un movimiento en falso
de la soga y usted ha podido ser atrapada y lanzada al mar... y aunque
de todas maneras yo le hubiera salvado la vida... también a
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merced del oleaje... era
to mejor conservarle seco su bello vestido... Páselo bien y cuídese del
botalón de proa...
El botalón de proa de quien
debía cuidarse era yo... El oleaje era mi propia vida... Dos años después
estábamos casados y en Santo Domingo de Guzmán, la capital de la Republica
Dominicana... Algún día contare esta historia... Porque no es fácil capturar
una sirena... Además de la hazaña, ya de por si fantástica, hay que sujetarla
muy bien... aun a riesgo de quebrarle los huesos de muy fina textura calcárea...
alojarla en cabina de capitán... darle de comer naranjas y carne fresca...
que son los manjares de la marinería desde los tiempos del filibusterismo
y el escorbuto... Protegerla de tormentas en el mar y de aventuras en
la tierra... Navegar mucho y a prudente distancia de la costa porque hay
arrecifes de un lado y no faltan piratas del otro... En 1963 Santo Domingo
ofrecía a sus habitantes una atmósfera respirable tras unos treinta anos
de zozobra, y asimismo le ofrecía al mundo entero una bella imagen de
paz y tranquilidad... Todo hacia suponer que aquel periodo lúgubre se
encontraba en vais de franca desaparición... y que obviamente la mejor
manera de liquidarlo de manera definitiva era traspasándolo con los destellos
deslumbrantes del amor... Yo me hice cargo del espíritu de la época y
desembarque una mañana muy calurosa con mis valijas a la espalda, una
niña en los brazos y una mujer mas azorada que sonriente, con la melena
recogida, como es usual en las mujeres absorbidas por la crianza, blusa
blanca de marino con un ancla azul
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FIN 1ra.
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