Todo el pueblo dominicano, según esa versión interesada y
dirigida, disfrutaba de paz y bienestar, y toda la propaganda estaba
encaminada a hacer ver al mundo que la República Dominicana no
solamente estaba gobernada por un presidente querido y admirado,
sino que disfrutaba de bonanza y felicidad, y entonces Pedro
Mir, que había vivido la cruda y brutal realidad de su país, y que
había calado la miseria y la callada indignación del pobre pueblo
oprimido y palpado la situación real -de opresión, de injusticia, de
penurias- quiso, con Hay un país en el mundo, describir la
auténtica realidad dominicana, es decir, cantar en versos líricos
pero contundentes la tragedia que estaba padeciendo el pueblo
dominicano, tragedia que la sentían con mayor intensidad y
desgarro los campesinos, y por eso los campesinos ocupan un lugar
preferente en la atención que presta el poeta a la materia de su
canto. De ahí que en el poema se expresen la miseria y las penurias
de los propios campesinos, especialmente de los campesinos sin
tierra, quienes paradójicamente viven en un país rico y productivo,
exhuberante y hermoso, pero "sencillamente triste y oprimido".

La intención significativa de este popularizado poema es
precisamente la de dar un testimonio vibrante y enérgico de la
realidad cruda y doliente del pueblo dominicano, y al mismo
tiempo denunciar a través de su canto emotivo, la opresión a que
estaban sometidos los habitantes de la isla y la dramática situación
de sus vidas, donde "la tierra no alcanza para su bronca muerte".
Persigue además protestar por la triste y terrible situación de
calamidades y penurias que padecía el pueblo, en contraste con el
latifundio y la opulencia de unos pocos ("...y tierra bajo los
árboles, y tierra bajo los ríos...")- El autor también condena el
saqueo de las riquezas naturales cuando se lamenta de que todas
las cosas "son del ingenio", como la zona de su pueblo natal (San
Pedro de Macorís) donde el poderío yanki inició la explotación de
nuestras riquezas.

Ahora bien, este hermoso y sentido poemario, que describe el
drama del pueblo dominicano bajo un régimen dictatorial, en un
país que no merece el nombre de país, "sino de tumba, féretro,
hueco o sepultura", simboliza la frustrada aspiración del hombre
pobre del campo cuyos anhelos nunca encuentran cabida satisfacción;
el poema representa también e! amor y la esperanza de quienes anhelan
una mejor suerte, de quienes esperan un día"oculto en la esperanza /
con su canasta llena de iras implacables / y rostros contraídos y puños
y puñales". Por extensión, la situación a que alude e! poema comprende
a aquellos pueblos que estando en estado de opresión y de miseria
claman por un cambio profundo/, por una liberación definitiva donde
impere un orden nuevo, justo y humano. Pero para conseguirlo ''faltan
hombres que arrodillen los árboles y entonces / los alcen contra el
sol y la distancia..."


(Texto Anterior)  (Continua)