Don
Héctor Incháustegui Cabral nació en Baní
el 25 de julio de 1912 y fallece en la ciudad de Santo Domingo
el 5 de septiembre de 1979, a la edad de 67 años. Fueron
sus padres Don Joaquín Santiago Incháustegui Andujar,
periodista, autor de una Reseña Histórica de Baní,
su madre Doña Marina Cabral. Casó con la Srta. Candita
Salvador, con la que procreó tres hijos, le sobreviven
sus hijos, doctores Sergio Rafael, Héctor Joaquín
y Marino.
Don
Héctor, poeta, profesor universitario, ensayista, periodista
y animador cultural. Se graduó de bachiller en la Escuela
Normal de Varones en Santo Domingo. Desde muy joven tuvo inclinación
por la literatura y la poesía, motivos que lo llevó
a estudiar la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad
de Santo Domingo.
Además
de escritor desempeñó numerosos cargos, tales como:
Jefe de Redacción y Editorialista del Periódico
Listín Diario y del Periódico La Nación,
Director del Diario La Opinión, Director de Bellas Artes
y Cultos, Subsecretario de Relaciones Exteriores, Director de
Radio Caribe, Director de Radio Televisión Dominicana,
Presidente de la Corporación de Fomento Industrial; Encargado
de Negocios de la Embajada en La Habana, Cuba, Embajador en México,
Venezuela, El Salvador, Ecuador y Brasil. Fue Profesor Emérito
y Escritor Residente de la Universidad Católica Madre y
Maestra en Santiago de los Caballeros.
Recibió
honores y menciones entre los que se encuentran : Miembro Correspondiente
de la Real Academia de la Lengua, Doctor Honoris Causa de la Universidad
Católica Madre y Maestra, Premio Nacional de Poesía
Pedro Henríquez Ureña (1952).
Como
escritor dejó una voluminosa e importante producción
poética de orientación social y política.
También cultivó con notable éxito el ensayo
y la crítica literaria, considerándosele uno de
los grandes representantes de la Poesía Sorprendida”, ha
sido traducida al italiano, catalán, francés, inglés
y alemán. En 1979 la Sociedad de Escritores Dominicanos
le otorgó el prestigioso premio Canoabo de Oro. También
se distinguió por su generosidad, su sensibilidad poética,
los servicios que brindó a la Patria como diplomático
y funcionario.
Don
Manuel del Cabral, compañero de generación de don
Héctor, dice: “Héctor Incháustegui Cabral
es uno de los representantes de la gran poesía dominicana
contemporánea. Su obra extensa e intensa basta para quedarse
en la historia de la literatura de nuestro país como uno
de los hitos del pensamiento dominicano”. Héctor, además
de alto lírico, era un prosista de grandes
aciertos expresivos, humanos y especialmente de penetrante aguja
psicológica, a la que siempre acompañaba de una
sedosa y mágica ironía que le daba un prestigio
especial a su personalismo talento”.
Don
Héctor fue Secretario del Presidente Antonio Guzmán
Fernández, desde los días de su elección
y posteriormente se le designó como Secretario de Estado
sin Cartera. Fue escritor residente y asesor del Rector de la
Universidad Católica Madre y Maestra, donde trabajó
por doce años, primero como profesor y luego como Vicerrector,
Encargado del Departamento de Publicaciones y de la Revista EME-EME,
Estudios Dominicanos.
Publicó
una serie de obras en verso, teatro, ensayos y crítica.
Su obra poética completa (1940-1976) apareció bajo
el título de su primer libro de versos “Poemas de una sola
angustia”.
Fue
miembro correspondiente de la Academia Española de la Lengua,
del Ateneo de México y del Ateneo de Bellas Artes de Río
de Janeiro. Poco antes de su muerte fue hecho miembro de la Legión
de Honor de México. El año anterior a su muerte
fue reelecto para ocupar uno de los cinco puestos del Consejo
Interamericano de Cultura de la Organización de los Estados
Americanos y su miembro más antiguo.
Fue
Secretario de Don Federico Henríquez y Carvajal y del Lic.
Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, cuando estos fueran
rectores de la Universidad de Santo Domingo, también del
Lic. Manuel Arturo Peña Batlle, cuando ocupó la
presidencia de la Cámara de Diputados y del Dr. Donald
Read Cabral, cuando presidió el Triunvirato.
El
Presidente de Venezuela, Dr. Raúl Leoni, en junio de 1966,
lo designó para trabajar junto a él en el Palacio
de Miraflores, don Héctor no llegó a aceptar el
cargo, porque prefirió aceptar la posición que le
ofreció la Universidad Católica Madre y Maestra.
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