Discursos
Palabras del Dr. Guillermo Linares, Comisionado de Asuntos Migratorios de La Alcaldía de Nueva York. Orador Invitado de La Septuagésima Segunda Graduación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. 11 de Junio de 2005, Campus de Santiago.


Dr. Guillermo Linares, orador invitado de la septuagésima segunda graduación de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Campus Santiago, 11 de junio 2005.

Doctor Guillermo Linares
Comisionado de la Oficina para Asuntos del
Inmigrante de la Alcaldía de Nueva York


Distinguido Rector Monseñor Agripino Núñez Collado;
Autoridades de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra;
Estudiantes de la Clase 2005; Familiares y Distinguidos Amigos:

Cuando el Rector de esta prestigiosa universidad me pidió que participara en este acto tan significativo, me sentí muy honrado. Es un privilegio estar ante ustedes para celebrar el triunfo de una generación mas de dominicanos que hoy se gradúa y se presta a enfrentar los desafíos de la patria.

Uno de los aspectos que mas llaman la atención acerca de esta institución educativa es su misión:” el compromiso con la búsqueda científica de soluciones a los retos que enfrenta el pueblo dominicano.”

Creo incondicionalmente en esta misión. Mientras existan dominicanos en sufrimiento, tenemos la responsabilidad, no la opción, de identificar las soluciones a largo plazo que contribuyan al bienestar de la nación.

Ustedes son la continuación de una travesía, la travesía de nuestra nación. Nuestros antepasados pusieron los cimientos para liberarnos del colonialismo; nuestras familias han fortificado nuestros pueblos y construido puentes para el progreso; y las futuras generaciones seguirán nuestro ejemplo legado.

Me siento orgulloso de ser dominicano latinoamericano y ciudadano de los Estados Unidos.

Nací en Cabrera. Mi madre era costurera y mi padre sastre. En aquellos tiempos predominaba un ambiente rural y familiar. Eran tiempos cuando solíamos sembrar frutos, cocinar con carbón y lavar en el rió.

Durante la década de los 60s el país enfrento una crisis económica, social y política. Fue un tiempo de mucha turbulencia. Esta situación motivo a mi familia y a otros dominicanos a inmigrar a la cuidad de Nueva York en busca de estabilidad económica y política.

Pero la recepción en este tiempo no era siempre acogedora. El racismo de los anglosajones o el prejuicio de otros grupos étnicos, incluyendo los latinos, constituyeron barreras no sólo difíciles, sino también desmoralizantes. El trato a nuestra comunidad era una gran contradicción considerando que esta era una nación moderna y desarrollada. Sus habitantes vinculan a los latinos que hablaban poco inglés con deficiencia mental. Mientras el trabajo manual estaba disponible, los empleadores se aprovechaban con frecuencia de los inmigrantes. Le demandaban jornadas largas de trabajo a cambio de salarios bajos y sin beneficios.

En medio de crudos inviernos, discriminación y explotación, tuvimos que luchar por nuestra sobre vivencia. Fueron esta circunstancias las que nos llevaron a organizar eventos que nos permitieran rescatar nuestra cultura y mantener nuestras tradiciones patrias vivas. Establecimos grupos sin fines de lucro que brindaran servicios sociales a nuestras comunidades. Establecimos red de negocios tales como bodegas, supermercados, restaurantes, salones de belleza, agencias de pasajes y penetramos a la industria del transporte guiando taxis “gitanos” como se les llamaba en aquellos tiempos. En mi caso particular, siendo el mayor de 9 hijos, me tocó trabajar en bodega, supermercado y guiando un taxi gitano y luego amarillo para completar el ingreso de la familia y pagar mis estudios universitarios.

Con nosotros se encuentra una delegación de empresarios que forman parte de la Asociación Nacional de Supermercados. Ellos representan los pioneros y los héroes anónimos de nuestra comunidad.

Luchamos por darnos a respetar, exigimos y logramos que se establecieran cursos de historia y literatura Dominicana a nivel universitario y que se integrara en el currículo de las escuelas publicas de la ciudad la celebración de la herencia Dominicana. Mas reciente establecimos el Instituto de Estudios Dominicanos del sistema universitario de la cuidad de Nueva York. Cabe destacar que el sistema universitario de la cuidad cuenta con 40,000 estudiantes dominicanos.

En Washington Heigths, epicentro de la comunidad dominicana en Nueva York, fundamos organizaciones de servicios sociales como la Asociación Comunal de dominicanos Progresistas, el Centro para el Desarrollo de la Mujer Dominicana y la Asociación Audubon para el Desarrollo Económico, entre otras.

Trabajamos para establecer una relación de confianza entre los residentes y la policía local. Obtuvimos un nuevo cuartel de policía y gracias a la cooperación continua entre ambas partes, el vecindario experimento el mayor descenso de criminalidad en la ciudad.

En el área de educación, luchamos por mayor participación de los padres en la educación de sus hijos. Con la llegada de familias Dominicanas, el distrito escolar se convirtió en el mas sobre poblado de la ciudad. En respuesta a este reto, los padres y la comunidad se movilizaron y lograron que la comunidad construyera 10 escuelas nuevas a un costo de mas de 300 millones de dólares.

En el ámbito de la justicia social, formamos alianzas con los puertorriqueños, afroamericanos y otras comunidades minoritarias en la ciudad. A través de un diálogo continuo con estos grupos étnicos, pudimos comprobar que compartíamos experiencias y que teníamos mas similitudes que diferencias.

Por generaciones los dominicanos, como otros inmigrantes, se han establecido en la Cuidad de Nueva York para trabajar arduamente. Con nuestro trabajo las industrias de esta cuidad continúan funcionado y por tanto, hemos contribuido a que la Cuidad de Nueva York sea el líder global que es actualmente.

Luchamos arduamente por lanzar candidaturas para ocupar cargos electivos, a tal grado que hoy contamos con 22 funcionarios electos en varios estados a nivel local y estatal. Y a estos sumamos seis jueces electos en la cuidad de Nueva York, incluyendo al primer juez en la corte.

 
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