Discurso de Proclamación de Candidatura Presidencial
del Dr. Leonel Fernández
Compañero Dr. Reinaldo Pared,
Secretario General del Partido de la Liberación Dominicana;
Compañeras y Compañeros
miembros del Comité Político;
Compañeras y Compañeros
miembros del Comité Nacional de Campaña;
Compañeras y Compañeros
miembros del Comité Central;
Compañeras y Compañeros
dirigentes provinciales, intermedios, municipales y de base.
Compañeras y Compañeros
representantes de Movimientos de apoyo;
Señoras y señores
Representantes de Partidos Políticos;
Distinguidas Personalidades Invitadas
Señoras y Señores;
Pueblo Dominicano:
El pasado 29 de junio, el Partido
de la Liberación Dominicana concluyó su proceso electoral
interno para escoger su candidato presidencial a las elecciones
de mayo del 2004 de una manera que resulta poco común en
la República Dominicana. Lo hizo en forma ordenada, democrática
y ejemplar, como sólo lo sabe hacer en el ámbito político
nacional, el partido morado de la estrella amarilla: el Partido
de la Liberación Dominicana.
En ese proceso de elecciones primarias
internas tuve el inmenso privilegio y la gran honra de haber sido
favorecido con el voto mayoritario de mis compañeros de Partido,
por lo que aprovecho esta oportunidad para testimoniarles públicamente
mi más alto sentido de gratitud por la confianza y la fe
depositadas sobre mi persona para conducir de nuevo por caminos
de gloria y de victoria esta incorruptible organización patriótica,
creada por el genio político de una de nuestras figuras históricas
más ilustre de todos los tiempos, el profesor Juan Bosch.
Estoy plenamente consciente de que
asumo mi rol de candidato presidencial del PLD y de futuro Presidente
de la República, en un momento particularmente difícil
de la vida nacional.
Como resultado de la crisis por
la que estamos atravesando, predomina en diversos estratos sociales
de nuestra población, un sentimiento de desaliento, de incertidumbre
y de frustración.
Es tal el pesimismo que se ha apoderado
de importantes núcleos nacionales, que determinadas personas
han llegado hasta a considerar que nuestras actuales aflicciones
carecen de solución. Y no faltan quienes, apoyándose
en los lazos de amistad que nos unen me advierten sobre las dificultades
y tropiezos que en términos personales me aguardan.
Por supuesto, yo no lo veo así.
Particularmente, considero que si en estos momentos la República
Dominicana atraviesa por uno de sus períodos más delicados,
eso no se debe a una falla intrínseca del pueblo dominicano,
sino a una incapacidad manifiesta de a quienes les ha correspondido,
durante esta etapa, guiar los destinos nacionales. A tal punto que
hoy son muchos los simpatizantes del PRD que manifiestan abiertamente
su arrepentimiento.
Quien ha fracasado no ha sido el
pueblo dominicano. Quien ha fracasado ha sido el gobierno del Partido
Revolucionario Dominicano.
Compañeras y Compañeros,
el pueblo dominicano puede mirar hacia el futuro con esperanza y
optimismo, porque en toda la historia nacional no ha habido un solo
momento en que nuestro pueblo no haya podido superar sus adversidades
y colocarse por encima de sus infortunios. No ha habido un solo
momento en más de ciento cincuenta años de vida republicana,
un solo instante, en que no hayamos vencido nuestras desgracias
y sofocado nuestras calamidades.
La crisis actual que estamos padeciendo,
también será superada. Será superada con la
inteligencia, el trabajo y la perseverancia del pueblo dominicano.
Pero además, con la visión, el sacrificio, la prudencia
y la experiencia que ya tienen en el arte de gobernar muchos hombres
y mujeres de la República Dominicana.
En lugar de sentirme abrumado o
intimidado por la magnitud de la obra que debemos realizar para
que nuestro país vuelva a enrumbarse por caminos de progreso
y bienestar, observo en las circunstancias que actualmente ensombrecen
a la nación una oportunidad de oro para que la generación
política que represento le devuelva al pueblo dominicano
la confianza en su futuro, la tranquilidad en su diario vivir y
la fe en su propio destino.
En días recientes, hemos
asistido a un espectáculo vergonzoso. Los acontecimientos
acaecidos en la Cámara de Diputados para la escogencia de
su Presidente y demás integrantes de su bufete directivo,
constituyeron un triste y lamentable episodio para la democracia
dominicana.
Yo me pregunto: ¿ Es ese
acaso el país que queremos? ¿Deseamos nosotros tener
un país que no es capaz ni siquiera de escoger en forma ordenada
y civilizada a un funcionario de uno de los órganos del Estado?
¿ Es que resulta imprescindible vivir en medio de la anarquía
y del escándalo, provocando apagones y lanzando tiros en
medio de una augusta sala parlamentaria, para que nuestra democracia
funcione?
Creemos, sinceramente, que no. Que
ese no es el país que la inmensa mayoría de dominicanos
deseamos para nosotros y para nuestros hijos, ni tampoco el que
resulta apropiado para el adecuado funcionamiento de nuestras instituciones
públicas.
En adición al bochornoso
episodio de la Cámara de Diputados, el país ha sido
testigo de otros acontecimientos que vulneran y debilitan el apropiado
funcionamiento institucional de nuestro sistema democrático.
Es moralmente inaceptable el que
bajo la conducción del actual partido de gobierno se haya
realizado una reforma a la Constitución de la República
con el único y exclusivo objetivo de introducir la formula
de la reelección presidencial.
¿Por qué no se le
consultó al pueblo en esa Reforma a la Carta Sustantiva del
Estado?¿Por qué no se pensó en una ampliación
de los derechos ciudadanos? ¿En la incorporación de
los derechos de protección al medio ambiente y los recursos
naturales, o en la introducción de un mecanismo de consulta
popular, como el plebiscito o el referéndum? ¿Dónde
están previstos los derechos culturales de la población,
o los derechos de la mujer y de la juventud? ¿Por qué
no se valoró otorgar categoría constitucional al derecho
de acceso a la información pública, al defensor del
pueblo o al recurso de amparo? En fin, ¿por qué no
se pensó, siquiera, en una nueva y moderna declaración
de principios, como introducción del texto constitucional?
Por una sencilla razón. Porque
para los nuevos amos del poder en la República Dominicana,
nada de eso importa. Para ellos lo único que verdaderamente
tiene valor e importancia es lo que les confiere más poder
y autoridad.
Por eso se explica que entre las
fórmulas que actualmente se examinan para resolver el conflicto
por la candidatura presidencial del Partido Revolucionario Dominicano,
se contempla una nueva reforma a la Constitución de la República,
pero esta vez al revés, o sea, para prohibir la reelección
inmediata.
Como pueden ustedes observar, en
aras de satisfacer sus intereses particulares, no los del país,
se está hasta en disposición de hacer de nuestra Carta
Magna una especie de caricatura, o lo que sería tal vez más
risible, una versión jurídica de los mejores chistes
de Freddy, Cuquín y Boruga.
De lo que se trata es de utilizar
las instituciones públicas, no en provecho del interés
colectivo o el bien común, sino con un propósito estrictamente
particular.
Por la experiencia reciente de otras
naciones hermanas de América Latina, es más que evidente
que abusar de manera consciente o inconsciente, del buen funcionamiento
de la gobernabilidad en un Estado de Derecho, como hoy lo hacen
los lideres del PRD, es la forma más rápida y expedita
para enterrar al sistema democrático.
Porque, además, no se conforman
con eso. En su proyecto de poder, politizan el Ministerio Público,
hasta convertirlo en un Ministerio Político, por demás
rudimentario e incompetente; y el despacho del Procurador General
de la República, transformado en la oficina del Provocador
General de la República.
En su ambición desmedida
por ejercer el control absoluto, en desmedro del pluralismo democrático,
el actual grupo gobernante aprovechó su mayoría circunstancial
en el Senado de la República para imponer a su conveniencia
los jueces de la Cámara de Cuentas y de la Junta Central
Electoral.
El actual equipo de gobierno no
ha tenido límites ni freno a la hora de irrespetar la libertad
de expresión, ejerciendo presiones sobre algunos medios,
o deteniendo algunos profesionales de la comunicación, en
forma arbitraria e ilegal, sólo porque emiten opiniones contrarias
a las del gobierno, o tienen la osadía de conducir una encuesta
radial en la que por infortunio, pero por voluntad popular, el mismo
Diablo le gana la partida al actual Presidente de la República.
Este gobierno desacata sentencias
provenientes de los tribunales de la República. Se apodera
de activos de instituciones objeto de litigio con una finalidad
estrictamente política. Irrespeta a la opinión pública.
Persigue a sus adversarios. Intimida al sector empresarial e impone
la vulgaridad y la grosería en todas sus acciones.
Dominicanas y Dominicanos, todo
eso tiene que cambiar, e inevitablemente cambiará, por decisión
popular, cuando el 16 de agosto del 2004, subamos de nuevo junto
al pueblo, por la calle Moisés García, las escalinatas
del Palacio Nacional.
En nuestra próxima gestión
de gobierno, además de rescatar la decencia, el respeto a
la gente y la sobriedad que requieren las acciones gubernamentales,
retomaremos con responsabilidad la reforma y modernización
del Estado.
Sobre la base del diálogo
y el consenso, propondremos una verdadera reforma constitucional
en la República Dominicana, que nos permita disponer de las
instituciones requeridas para un Estado moderno del siglo XXI, como
reclaman los tiempos actuales.
Crearemos un órgano consultivo
permanente con el sector empresarial, sindical, religioso y de la
sociedad civil, para que sean parte de los mecanismos de decisión
que se adoptan desde el Estado, haciendo, de esa manera, más
democrático y participativo, el ejercicio de gobernar.
Además de promover la modernización
y el fortalecimiento de la Contraloría General de la República,
contrataremos los servicios de firmas auditoras de prestigio internacional,
para que periódicamente puedan realizar inspecciones en todas
las dependencias del Estado y de esa forma garantizar la transparencia
de todas las operaciones financieras del tren gubernamental.
Declararemos, desde el primer día,
la guerra sin cuartel contra el flagelo de la corrupción.
Contra nuestro nuevo gobierno nadie, de manera justa, podrá
jamás levantar el índice acusador. Por eso, a todos
aquellos que pretenden acompañarme en este proyecto de país,
que no me pidan en privado lo que no se atreverían a decirme
en público.
Para agilizar los trámites
y hacerlos más asequibles, se continuará el proceso
que iniciamos de automatización de las instituciones públicas.
Se promoverán programas, en todas las áreas, de entrenamiento
de los servidores públicos, a fin de garantizar su profesionalización.
Se trabajará, en combinación
con las autoridades del orden judicial, en una labor de apoyo a
la profundización de la reforma en el área de la justicia.
Se pondrá especial énfasis en la creación de
un Ministerio Público profesional y despolitizado. Se ejecutará
una profunda reforma del sistema carcelario y se pondrá en
ejecución un moderno sistema de seguridad ciudadana y defensa
nacional.
De igual manera, se concederá
particular importancia a un proyecto de reforma de la Presidencia
de la República, que incluya una modificación sustancial
a la actual ley de presupuesto y gastos públicos y reordene
las instituciones dependientes del Poder Ejecutivo.
Se mejorará la cobertura
y calidad de los servicios públicos en general, y se le otorgará
carácter de prioridad a los de energía, agua potable,
salud, transporte e infraestructura. Se le brindará todo
el apoyo requerido a las instituciones culturales, particularmente
a bibliotecas, archivos, museos, teatros y galerías de arte.
Se le prestará particular interés a los envejecientes,
discapacitados, a los centros para niños huérfanos,
y las guarderías para madres trabajadoras.
En resumen, compañeras y
compañeros, volveremos a la estabilidad, la modernidad y
al progreso, alejándonos de la improvisación y el
populismo irresponsable.
Estamos conscientes que el problema
más agudo que en estos momentos afecta a la población
dominicana es el que se refiere a la economía. Sobre ese
particular podemos asegurar que el malestar es tan profundo que
se asemeja al de una persona que con los ojos vendados se encamina
hacia un profundo precipicio.
Durante los últimos tres
años, en el ámbito económico, todo ha sido
trastocado. En ese aspecto, como he dicho en otras ocasiones, el
actual gobierno se parece a una especie de rey Midas tropicalizado,
en el sentido de que todo lo que toca lo empobrece.
Los dominicanos íbamos por
buen camino. Aquí, el producto interno bruto había
experimentado un crecimiento espectacular. La República Dominicana
era tomada como un modelo por otros países. Se hablaba hasta
del "milagro económico dominicano".
Los principales indicadores eran
estables. La tasa de cambio apenas creció durante el gobierno
pasado. Hubo mayor circulación del dinero. Hubo mayores depósitos
y préstamos bancarios. El comercio floreció. La industria
prosperó. Las exportaciones se incrementaron. El número
de turistas aumentó. La producción agrícola
fue más que satisfactoria. Se crearon 660 mil nuevos empleos,
una cifra récord para un período de cuatro años.
Se redujo la deuda externa. Se incrementaron los ingresos del Estado,
a pesar de haberse eliminado y reducido impuestos. La inflación
fue baja; y el pueblo experimentó una sensación de
bienestar, alegría y optimismo, como no se había visto
durante mucho tiempo.
Pero de pronto llegó esta
dirigencia del Partido Revolucionario Dominicano al poder y todo
eso se ha ido por la borda. Ahora lo que tenemos es una economía
que no crece; una tasa de cambio que ha llegado a 37 pesos por dólar,
provocando una devaluación del peso como nunca antes había
ocurrido en la historia económica dominicana; una inflación,
calculada para este año, de 35 por ciento; pérdida
de miles y miles de empleos, pérdida de confianza por parte
de los agentes económicos; quiebra de negocios; restricción
a la circulación monetaria y aumento de las tasas de interés
de los préstamos bancarios a niveles tampoco antes vistos.
Al 30 de julio de este año,
el financiamiento del Banco Central a la banca comercial privada
alcanza los RD $77,980 millones de pesos, lo cual representa el
15.9% del PIB. Si a eso se le añade el monto de los certificados
de participación, podemos decir que nunca antes ningún
gobierno había emitido tanto dinero inorgánico en
tan poco tiempo.
En síntesis, con la llegada
del PRD al poder en agosto del 2000, se abrió una caja de
Pandora que ha estremecido hasta sus niveles más profundos
los cimientos de la sociedad dominicana; y para recuperar la estabilidad
perdida, ahora se sella un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional
que nunca fue necesario en nuestro gobierno.
Los apologistas del gobierno, por
supuesto, procuran evadir toda responsabilidad respecto del huracán
económico que ha azotado al país durante los últimos
tres años y atribuyen sus causas a factores externos.
Con gran énfasis se afirma,
en los círculos de gobierno, que las flaquezas y debilidades
que hoy día exhibe la economía nacional se deben a
la desaceleración de la economía norteamericana, a
los altos precios del petróleo en los mercados internacionales,
a los ataques terroristas del 11 de septiembre y a la guerra de
Irak.
Que no nos vengan con cuentos. Peores
condiciones internacionales tuvimos que afrontar nosotros. Cabe
recordar que en 1997 se presentó la crisis asiática.
En 1998, la crisis rusa. En 1999, se produjo la devaluación
profunda del real brasileño y en el 2000, la devaluación
del euro.
Resultó impactante para nuestra
economía el incremento notable de los precios del petróleo
en año 2000, al tiempo que en el plano interno nos vimos
conmovidos por la gran sequía del año 1997 y el huracán
Georges en 1998.
A pesar de todo eso, durante el
gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, la economía
creció a un promedio de 8.5% al año, uno de los más
altos del mundo y el mayor de América Latina.
¿Por qué no habrá
ocurrido lo mismo durante el período de gobierno del PRD?
Los funcionarios del gobierno han
esgrimido los precios del petróleo como una de las principales
causas de la crisis del país. Pero sucede que el precio del
petróleo en el año 2001, cuando ya gobernada el PRD,
era cinco dólares más barato que el precio promedio
del barril de petróleo comprado durante el último
año de nuestro gobierno.
En el año 2002, el segundo
año de gobierno del PRD, el país gastó 208
millones de dólares menos que en el último año
de nuestro gobierno.
Así pues, en el año
2000, la República Dominicana gastó más en
petróleo que en los años 2001 y 2002, y a pesar de
eso en el 2000 crecimos más de tres veces de los que se creció
en el 2001 y cerca de dos veces más de lo que se creció
en el 2002.
Por consiguiente, no es cierto que
la crisis por la que estamos atravesando es causada por el petróleo.
Podría argumentarse que como
resultado de que la economía de los Estados Unidos no ha
crecido en los últimos años a los mismo niveles que
en el año 2000, los dominicanos en el extranjero dejaron
de enviar remesas al país.
Pero eso tampoco es cierto. En el
año 2000, el país recibió remesas por 1,689
millones de dólares. Pero al año siguiente, en el
2001, recibimos 119 millones de dólares más que en
el año 2000.
El año pasado, el país
recibió la mayor cantidad de remesas en toda su historia,
unos 1,940 millones de dólares, lo que es más que
en el 2001 y mucho más que en el 2000.
Puede concluirse, por consiguiente,
que tampoco las remesas constituyen la causa de la crisis económica
actual.
Por otra parte, el Gobierno ha argumentado
también que la caída de las exportaciones de zonas
francas y del turismo representan factores desencadenantes de la
crisis actual.
Pero eso también es falso.
En lo que va de año las exportaciones han aumentado en un
8.6 por ciento, y el turismo ha tenido una excelente recuperación,
de forma tal que hasta el mes de julio el país había
recibido unos 300 mil turistas más que en el mismo período
del año pasado.
¿Cómo se explica,
entonces, que habiendo mejorado significativamente el comportamiento
del turismo y las exportaciones, la economía dominicana,
en su conjunto, haya desmejorado, hasta el punto de que durante
el segundo trimestre de este año haya decrecido en un 2%?
Esa, obviamente, es una pregunta
para la que el actual gobierno del PRD carece de respuesta, y pone
de relieve que más que a factores externos, las causas de
la actual crisis que nos abate se deben, antes que nada, a la improvisación
y a la incapacidad para gobernar de los actuales dirigentes del
Partido Revolucionario Dominicano.
Los voceros del oficialismo tampoco
pueden argumentar, de manera creíble, que la actual situación
de calamidades y penurias por la que atraviesa la sociedad dominicana
se debe a una insuficiencia de captación de recursos por
parte del gobierno.
Nunca, señoras y señores,
como hasta ahora, había habido, en la historia de la República,
un gobierno con mayor voracidad fiscal como el que tenemos. Nunca
antes había habido un equipo gobernante tan glotón
y tan ávido de dinero.
No olvidemos que este fue el gobierno
que aplicó el 1.5% como impuesto mínimo sobre la renta.
El que incrementó el impuesto selectivo a las bebidas alcohólicas
y a los cigarrillos. El que llevó la aplicación del
ITEBIS de un 8 a un 12% y amplió su base a muchos servicios
que se encontraban exentos de pago. El que subió los impuestos
a los derivados del petróleo. El que duplicó el impuesto
de salida del país. El que triplicó el pago del peaje.
El que aplicó un 0.15% a los cheques. El que está
aplicando un 2% a las importaciones y un 5% a las actividades de
exportación y hotelera. Y como si esto fuera poco, ahora
se propone incrementar el impuesto a las placas y otras medidas
más.
Ese apetito fiscal insaciable del
gobierno del PRD, que parece tener una solitaria en el estómago,
le ha permitido manejar, en tan sólo tres años, 200
mil millones de pesos, oigan eso, 200 mil millones de pesos, cantidad
que es mayor en 40 mil millones a lo que el gobierno del PLD manejó
durante todo su período.
Pero como si todo eso ya no fuera
de por sí más que suficiente, veamos cuál ha
sido el comportamiento de este gobierno en lo que se refiere a uno
de los aspectos más sensibles de nuestro desarrollo con miras
hacia el futuro: el problema de la deuda, tanto externa como interna.
En el 1996, cuando al Partido de
la Liberación Dominicana le tocó llegar al gobierno,
la deuda externa de la República Dominicana era de 3,810
millones de dólares. Cuatro años más tarde,
cuando lo abandonamos, ésta deuda había descendido
a 3,700 millones de dólares.
En sus cuatro años de gobierno,
el PLD redujo la deuda externa de la República.
Pero, ¿qué ocurre
ahora? Ahora ocurre que para fines de este año, 2003, la
deuda será de 5,400 millones de dólares, y el año
próximo, cuando éstas autoridades hayan finalizado
su gestión, el país deberá casi 6 mil millones,
es decir, más del 60% de lo que se debía en el 2000.
Pero, además, conviene llamar
la atención sobre el hecho de que, mientras a finales del
año 2000, la deuda total del Gobierno Dominicano, incluyendo
la deuda interna, era de sólo el 25.9 % del total de ingresos
nacionales, para el 2004, el país deberá casi el 50%
del total del ingreso producido por nuestra economía, es
decir, unos 270 mil millones de pesos, o lo que es lo mismo, más
de tres veces el presupuesto de este año.
En el caso de la deuda interna del
gobierno con la banca comercial, es preciso indicar que ésta
pasó de 6 mil 300 millones en agosto del 2000 a casi 17 mil
millones al día 1ro. de este mes de agosto. Eso quiere decir
que lo que les llevó 30 años a todos los gobiernos
del país tomar prestado a la banca comercial, el gobierno
del PRD casi lo triplica en sólo tres años.
¡Que bárbaros! ¡Cuánta
irresponsabilidad! ¡Cuánta insensatez!
Ahora bien, ¿ qué
ha hecho este gobierno con tanto dinero? ¿Qué ha hecho
con tantos recursos obtenidos por vía de la recaudación
fiscal? ¿Qué ha hecho con la enorme cantidad de préstamos
realizados?
La verdad: nada. Nadie sabe que
ha hecho este gobierno con todo ese dinero obtenido. Aquí
no hay una sola obra que este gobierno pueda exhibir, en ningún
terreno.
Ahí está la Biblioteca
de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en su sede central,
la cual fue dejada por el gobierno del PLD en un 90% de construcción.
Señores, han pasado tres
años, y el gobierno del PRD no ha hecho nada.
Ahí están las instalaciones
de la UASD en Santiago, que a pesar de haber sido dejadas concluidas
en un 45% por el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana,
este gobierno no les ha clavado ni siquiera una tachuela.
Ahí está el edificio
del CURNE en San Francisco de Macorís, con un 85% de construcción
en el año 2000. Una obra sin suerte, en la que no se ha hecho
lo que se llama, nada.
Ahí está el edificio
del CURNA, en Nagua, iniciada por el anterior gobierno en el 1999,
con un 30% de terminación. Tres años después,
nada.
Ahí está la escuela
de Monte Plata, con un nivel de terminación de un 50%. Pero
tres años después, en el gobierno del PRD, nada.
¿Creen Uds. que eso es lo
que se merece la juventud de nuestro país? ¿Creen
Uds. justo que pueda haber tanta despreocupación e insensibilidad
por la educación de nuestros jóvenes?
Pero este gobierno, que se vanagloria
de las presuntas obras realizadas por todo el país, ¿
qué explicación puede ofrecer de este edificio de
la Oficina Gubernamental de Monte Plata, con un nivel de terminación
de un 70% al momento del traspaso de mando?
Señores, tres años
después, nada.
¿Qué puede decir del
proyecto habitacional La Zurza, con un nivel de terminación
de un 70%, hoy polvoriento, maltrecho y en rápido proceso
de deterioro?
Tres años después,
nada.
He ahí la carretera Azua,
San Juan, Río Viajama, con un nivel de terminación
en el año 2000, de un 75%. Hoy luce pedregosa y cubierta
de maleza.
Tres años después,
nada.
Ahí está la Avenida
Circunvalación de Santiago. Luce una obra sin suerte, abandonada
al paso del tiempo.
Tres años después,
nada.
Pero ahí está el hospital
Luis Eduardo Aybar. Cuya reconstrucción tenía un nivel
de avance de un 90% incluyendo los equipos médicos.
Tres años después,
nada.
Ahí está el proyecto
vial de Villa Liberación, actualmente Villa José Francisco
Peña Gómez, sin nadie que se conduela, a merced del
fango y la basura.
Señores, tres años
después, nada.
Ahí está el edificio
de la Suprema Corte de Justicia, con un 90% de terminación,
al concluir el gobierno del PLD. No le faltaba casi nada. Han pasado
tres años. No le han hecho, nada.
Así, por todo el país.
Por las distintas provincias, municipios, secciones y parajes. Obras
abandonadas. Obras dejadas a su suerte, en proceso de deterioro,
en fase de extinción.
Porque, en tres años, no
se les ha hecho, nada.
Pero lo más interesante es
el corredor Máximo Gómez, Villa Mella. Después
de haberse desgañitado criticando los elevados construidos
por el gobierno del PLD, este gobierno, mediante un contrato de
concesión, lo que significa que no ponía un solo centavo
de los recursos fiscales, inició la construcción de
lo que sería el más extenso de los elevados, el que
va de la Máximo Gómez a Villa Mella.
Pero el elevado del PRD no ha despegado.
El elevado del PRD se quedó sembrado en el suelo. El elevado
del PRD no pasó de las varillas.
Lo más llamativo del caso
es que el que pasa por ahí observa un letrero que dice: Monumento
a la Reelección.
Y así es. Porque en tres
años, este gobierno no ha hecho nada.
¿Qué ha hecho este
gobierno por el pueblo? ¿Qué ha hecho por la gente?
Al finalizar el mes de julio, el
gobierno le debía a los productores de habichuelas del valle
de San Juan 84 millones de pesos de las cosechas de los años
2001 y 2002.
En Ocoa se ha dejado de sembrar
papas debido a los altos precios de la semilla importada, el elevado
precio de los costos de producción y las dificultades en
la comercialización.
En Baní, se sembraban normalmente
unas 14 mil tareas de cebolla. Ahora, sólo se siembran unas
tres mil tareas. El costo de producción por tarea en el año
2000 era 3,000 pesos. En la actualidad, es de 12,000 pesos.
En Vallejuelo, provincia de San
Juan, se perdieron alrededor de 50,000 quintales de cebollas.
En el municipio de Las Matas de
Farfán han muerto de hambre y de sed unas 4,000 cabezas de
ganado.
Un litro de leche está costando
producirlo alrededor de 10 pesos y se está vendiendo a 7
pesos promedio. El ganadero está perdiendo 3 pesos promedio
por litro producido.
Aquí se encuentra, entre
nosotros, Porfirio Valdez.
Porfirio Valdez es un productor
de pollos y alimentos para animales de La Vega. Es propietario de
la empresa Alimentos Pueblo Viejo.
Hace cuatro meses, Porfirio Valdez
producía 35,000 pollos cada 60 días. Ahora sólo
produce 8,000 pollos en el mismo lapso de tiempo. Respecto de la
producción de alimentos, está tan mal, que piensa
abandonar definitivamente esa actividad.
Fausto Burgos, "Moreno".
Fausto Burgos es productor de cacao
y Vicepresidente de la Unión de Cacaoteros Dominicanos.
A pesar de que los precios internacionales
del cacao son atractivos, los elevados costos de producción
y financieros tienen a los productores con enormes deudas, y con
la aplicación del 5% a las exportaciones, la situación
de ese sector se torna cada vez más grave.
Para los productores de cacao, como
para otros productores agrícolas que se dedican a la exportación,
los gobiernos del PRD han resultado particularmente funestos. Ha
sido bajo los gobiernos de ese partido, que se ha aplicado el 36%
del recargo cambiario, así como la Ley 199, que gravaba lo
que se dio a conocer como beneficios excesivos.
En su paso por el poder, el PRD
se ha caracterizado, en forma reiterativa, de castigar el éxito
de los sectores productivos. Es como si obtener algún beneficio
por la labor realizada constituyese una ofensa para los sucesivos
gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano.
Por segundo año consecutivo,
los productores de arroz han vendido la cosecha por debajo del costo
de producción.
Aquí está don Andrés
Ventura, destacado arrocero de la provincia de La Vega, quien inventó
el famoso rolo arrocero, que ha permitido incrementar la productividad
del cereal.
Como resultado de la decisión
del gobierno de que no se sembrara en diciembre del 2001, y como
consecuencia de que la fanega de arroz se vende hoy a RD $750.00
pesos, que es el mismo precio de 1998, pero con costos de producción
tres veces más, don Andrés perdió la producción
de 2,400 tareas de tierra sembradas de arroz.
Don Marino Reynoso y Alberto Abreu.
Aquí están don Marino Reynoso y Alberto conocidos
productores de cerdos de la provincia Espaillat.
Alberto producía unos ochocientos
cerdos semanales y ahora apenas produce 250. Tenía 70 empleados
ahora tiene la mitad. Don Marino producía 50 cerdos semanales.
En estos momentos ha tenido que cerrar su granja, debido a que los
precios del maíz pasaron de RD $90.00 pesos a RD $255.00
pesos el quintal, y la soya de 180 a 485 pesos el quintal. En adición,
el costo de las medicinas para animales se ha cuadruplicado. Casi
todos los empleados de don Marino Reynoso se han quedado sin trabajo.
Luis Hiraldo también está
aquí. El es un maestro constructor del barrio Hato Mayor,
de Santiago.
Luis Hiraldo trabaja de manera independiente
y desde diciembre "no se ha ganado ni un centavo." De
él dependen más de 100 personas, entre albañiles,
plomeros, electricistas, carpinteros, ebanistas, barrilleros y pintores.
Virgilio Fermín es un panadero
de Manoguayabo.
Virgilio se vio precisado a cerrar
su panadería debido al incremento de los costos de producción.
El saco de harina, en menos de dos años, aumentó de
RD $302.00 pesos a RD $912.00 pesos, es decir, más del triple.
El galón de gas, de RD $6.00 pesos, aumentó a RD $26.00
pesos; y el aceite, de RD $162.00 pesos las 28 libras, a RD $340.00
pesos. A esa condición se le adicionó el factor de
intereses elevados. A consecuencia del cierre, tuvo que despedir
a siete trabajadores que laboraban en la misma.
Frank Félix es uno de los
más importantes dealers de vehículos que hemos tenido.
Frank Félix es propietario
de la empresa Latinoamericana de Vehículos, con cuatro sucursales.
Hace tres años, Frank vendía
120 vehículos nuevos mensualmente. Actualmente, sólo
vende 20 en el mismo período. Tenía 92 empleados.
Ahora, sólo 25.
Lo que ocurre con Frank Félix
sucede con la generalidad de los dealers de vehículos, quienes
han sido arruinados por la brusca devaluación del peso dominicano
y por la disminución de capacidad de compra de los consumidores.
El Licenciado Ricardo Jacobo, es
un joven, pero destacado constructor de viviendas.
En 1999 el Licenciado Jacobo construyó
26 unidades de apartamentos, los cuales vendió en planos
en 90 días, es decir, sin haber terminado su construcción.
En el 2001 decidió llevar
a cabo otro proyecto por etapas. La primera etapa, de 16 apartamentos.
La segunda, de 20. De la primera etapa sólo ha podido vender
el 50% y sobre la segunda no la pudo iniciar por el incremento de
en los costos.
Ricardo Jacobo ha decidido, durante
esta etapa, no construir más.
Finalmente, aquí está
entre nosotros, doña Telma Sánchez, una ama de casa
de Moca.
Doña Telma es diabética,
por lo que debe tomar los siguientes medicamentos. Tanakan, dos
veces al día. Anteriormente, costaba RD $ 17.00; en la actualidad,
le cuesta RD $ 30.75. Trental 400, dos veces al día. Su precio
anterior, RD $17.00. Ahora, RD $27.00.
Doña Telma debe inyectarse
también dos frascos al mes de Novolín, una insulina,
que antes le costaba RD $382.00 pesos el frasco, y actualmente cuesta
RD $795.00 pesos.
Pero en este país no sólo
han aumentado los precios de las medicinas. Si algo verdaderamente
afecta el bienestar de la población en estos momentos, es
el alto costo de todo lo que se necesita para vivir, sin que los
sueldos hayan aumentado.
Cuando el PLD entregó el
gobierno al PRD, un plátano costaba 45 centavos. Ahora cuesta
tres pesos. La libra de arroz costaba cuatro pesos. Ahora cuesta
diez pesos. Un huevo costaba 70 centavos. Ahora cuesta dos pesos.
El pan costaba un peso. Ahora cuesta dos pesos y medio. Una lata
grande de leche costaba 260 pesos. Ahora cuesta 549 pesos.
Así, ¿quién
puede vivir?
Durante estos tres años de
gobierno del PRD la crisis que se ha desatado sobre el pueblo dominicano
ha sido tan dramática y sobrecogedora que ha afectado al
mismo tiempo al gran empresariado, a la clase media y a los pobres.
Si algo de particular tiene esta crisis es que no es excluyente.
Al revés, es sumamente democrática: nos alcanza a
todos.
Los pobres literalmente están
pasando hambre. Cuando pueden, lo que comen es arroz con huevo y
una taza de chocolate con agua.
La clase media prácticamente
ha desaparecido. Cuando algunos de sus miembros van a un supermercado
se dice que acuden ante el Muro de las Lamentaciones. En el populoso
barrio de Capotillo, un barrio de la Capital, hay un letrero grande
que dice: Bienvenida, clase media.
Y efectivamente, así es.
Así ha descendido la clase media, por lo cual no debería
causar extrañeza que un letrero semejante pudiese aparecer
también en el Hoyo de Puchulo, o en el Hoyo de Bartola, en
Santiago de los Caballeros, así como en cualquiera de los
barrios pobres de la República.
Todo eso, sin embargo, tiene que
cambiar; y empezará a cambiar cuando se produzca el triunfo
esperado del Partido de la Liberación Dominicano en los comicios
de mayo del año próximo.
Nosotros somos el camino del cambio,
el camino del progreso, el camino del bienestar del pueblo dominicano.
No ocultamos la magnitud de los
desafíos que nos aguardan. La herencia que nos dejará
esta administración del PRD constituirá un duro reto.
Pero venceremos.
En un próximo gobierno del
Partido de la Liberación Dominicana, rescataremos la confianza
de los agentes económicos y del pueblo en la buena conducción
del país. Reactivaremos el crecimiento de nuestra economía.
Disminuiremos el gasto superfluo del gobierno. Crearemos un fondo
especial para financiar la creación de medianas, pequeñas
y microempresas, a nivel rural y urbano, para rápidamente
crear empleos. Con miles de nuevos empleos creados, volverá
a incrementarse la demanda y el consumo. Los establecimientos comerciales
volverán a florecer.
De igual manera, fomentaremos la
inversión: tanto la nacional como la extranjera. Millones
de capitales que se han fugado del país en los últimos
tiempos, retornarán, guiados sólo por la nueva confianza
generada. Las tasas de interés disminuirán. El dólar
se estabilizará. La clase media encontrará un alivio
a sus quejas. Y los pobres volverán a encontrar el pan en
la mesa.
Esos son los problemas de la crisis
que debemos enfrentar en una próxima administración
del Partido de la Liberación Dominicana. Pero esos son los
problemas de la vieja economía. Los problemas que ya estábamos
resolviendo, cuando de repente irrumpió en la vida pública
nacional el terremoto del PRD.
Pero debo advertir que los problemas
del mundo contemporáneo son mucho más complejos y
complicados que esos. Los problemas del mundo contemporáneo
exigirán de la República Dominicana un proceso de
cambios profundos en todos los órdenes: en lo político-institucional,
en lo económico, en lo social, en la protección del
medio ambiente, en la seguridad y en nuestra propia identidad cultural.
Por fortuna, para encarar esos nuevos
desafíos del mundo contemporáneo, además de
nuestra fortaleza interior, contamos con un activo incalculable:
nuestra población en el exterior.
Somos un país con suerte
al poder contar con más de un millón de dominicanos
que viven fuera de nuestras fronteras. Muchos de esos compatriotas
son bilingües, biculturales, y tienen experiencia de trabajo
en grandes compañías. Por consiguiente, conocen de
las modernas técnicas de gerencia, de dirección y
de mercadeo. Algunos son egresados de los grandes centros de enseñanza,
y están al tanto de los nuevos avances de las tecnologías
de la información, de la biotecnología y de las diversas
modalidades prácticas que hoy día asume el conocimiento.
Esos dominicanos, que están
en Nueva York, en la Florida, en New Jersey, en Massachussets, en
Puerto Rico, en España, en Panamá, y hasta en China,
porque allá me he tropezado con ellos, quieren venir a su
país, a colaborar con nuestro desarrollo nacional, al tiempo
que contribuyen con su propio bienestar y el de sus familias.
Este país tiene mucho por
delante. Tiene una doble agenda: la del presente, que nos agobia;
y la del futuro que nos intranquiliza.
Pero con ambas lidiaremos exitosamente.
¿O acaso no lo hemos demostrado a lo largo de nuestra historia?
Un pueblo que tiene en Amelia Vega
a la mujer más bella del universo, está destinado
a ocupar un lugar de honor y distinción.
Un pueblo que tiene en Félix
Sánchez a uno de los más rápidos corredores
del mundo está destinado a ser un pueblo próspero
y feliz.
Un pueblo que tiene en Sammy Sosa
a uno de los más grandes jonroneros de grandes ligas de todos
los tiempos, es un pueblo seguro de sí mismo, capaz de entrarle
a batazos a todas las crisis que se presenten.
Un pueblo que tiene en Juan Luis
Guerra a uno de los más notables exponentes de la música
latina, es un pueblo protegido y bendecido por Dios, que con alegría
y entusiasmo sabrá sobreponerse a todas sus angustias y limitaciones.
Guiado por el Partido de la Liberación
Dominicana, este pueblo entrará de lleno a la modernización,
al progreso y al bienestar.
Con el Partido de la Liberación
Dominicana, haremos, como en frase afortunada dijese Abraham Lincoln,
el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
Con el Partido de la Liberación
Dominicana entraremos a plenitud al siglo XXI.
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