Sus majestades Don Juan Carlos I y Doña
Sofía,
Reyes de España,
Excelentísimo Señor Alejandro Toledo,
Presidente de la República del Perú,
Honorable Señora Eliane Karp de Toledo,
Primera Dama de la Nación,
Excelentísimos Señores Jefes de Estado
y de Gobierno de las Naciones de Iberoamérica,
Honorables señoras Primeras Damas,
Sus Excelencias Señores cancilleres y Delegados,
Señores Invitados Especiales,
Señoras y Señores,
En la persona del Presidente de la Republica del Perú, Dr.
Alejandro Toledo, damos las gracias a su pueblo y a su Gobierno
por la calurosa hospitalidad con que se nos ha acogido en esta tierra
de promisión. Nos corresponde la honrada encomienda de pronunciar
algunas palabras para agradecerles la elección de la Republica
Dominicana como sede de la XII Cumbre Iberoamericana y para hablarles
muy brevemente del país que, en el mes de noviembre del próximo
año, tendrá la fortuna de recibir a sus hermanos de
Ibero América.
La
República Dominicana fue la Hispaniola del nuevo Mundo, cuna
y plataforma desde donde se expandió el descubrimiento de
América , y ha sido crisol de un perfil antillano que se
expresa en su multiplicidad étnica y en un específico
carácter de su nacionalidad. Y siendo así, somos también
los dominicanos un pueblo parecido a todos los pueblos iberoamericanos,
porque un mismo origen histórico atribuyó rasgos comunes
a nuestro desarrollo, a nuestra necesidades y a nuestras esperanzas.
Pero
si bien en muchos aspectos los iberoamericanos nos parecemos todos,
en cada una de nuestras sociedades se fue forjando una propia identidad
y una específica originalidad cultural.
Y
es, señores jefes de estados y de Gobierno, que el gran resultado
de la España descubridora del Nuevo Mundo, no fue el habernos
hechos a su imagen y semejanza, sino el haber constituido a que
en cada uno de nuestros pueblos, entre sombras y luces, en ese claroscuro
de nuestros procesos históricos, se creara una nueva dimensión
de la cultura universal. Eso es Ibero América parecida a
sí misma y diversa en su identidad nacional.
En sus 157 años de independencia, la Republica Dominicana
suma mas de un siglo entre tiranías y dictaduras. Pero la
profunda vocación de libertad que caracteriza a toda Iberoamerica
le ha permitido hoy día consolidar un Estado democrático
que es garantía de un desarrollo en paz y en beneficio de
todos sus ciudadanos.
Es
Verdead que no pocos problemas aquejan a nuestro pueblo. Pero esta
también cierto que el Gobierno dominicano tiene una clara
conciencia de que todos sus esfuerzo debe ir dirigido a resolverlos,
a fin de poder alcanzar la plenitud del respeto a los derechos humanos
y a la perfección de nuestra democracia.
La República Dominicana cree que el esfuerzo propio, individual
de nuestro país, está íntimamente vinculado
al ineludible proceso integrador que orienta la mundialización
de las economías mediante la apertura de los mercados, el
intercambio cultural, la solidaridad y la cooperación entre
los Estados. Y es entonces cuando debemos todos los iberoamericanos,
a sabiendas de las dificultades que se nos presentan en razón
de los desequilibrios, las diferencias, las asimetrías en
nuestros niveles de desarrollo frente a las grandes economías,
unificarnos aún más, integrarnos nosotros mismos en
esquema de desarrollo subregionales y regionales para consolidar
nuestra exigencia de que el proceso globalizador sea plenamente
incluyente y equitativo.
Estas cumbres Iberoamericanas han demostrado ser ámbitos
propios para definir nuestras políticas frente a términos
de intercambio que fomentan la desigualdad y amenazan nuestro equilibrio
democrático.
En este sentido, la Declaración de Lima expresa de manera
enfática la preocupación por “la persistencia
de políticas o prácticas proteccionistas, especialmente
las que contravienen los acuerdos existentes en la Organización
Mundial de Comercio, la desaceleración económica a
nivel mundial, la caída en términos globales de los
flujos financieros y de capitales estables en los países
en desarrollo y la continua tendencia a la baja y la volatilidad
de los precios de los productos básicos de exportación”.
Ahora bien, muy a pesar de las dificultades, Iberoamérica
es ya optimista en su presente y en su porvenir. No es poco lo que
hemos alcanzado en los últimos años, venciendo escollos
y superando lacras del pasado.
Cuando los Jefes de Estado y de Gobierno nos honren con su participación
en la XII cumbre Iberoamericana, podrán comprobar que ese
optimismo se traduce en nuestro pueblo en una voluntad de superación
que coadyuva de manera decisiva a un progreso que poco a poco, pero
de manera sostenida, ha venido creando justificadas esperanzas.
Los temas sobre los cuales orientaremos nuestras reflexiones responderán
al orden de nuestras prioridades económicas, Sociales y Políticas.
Haciendo esto seremos coherentes con el deseo expresado en esta
Cumbre de Lima de no encerrar nuestras ideas en un marco limitativo.
En las diversas reuniones que deben preceder a la fecha de su realización,
iremos afinando criterios que daremos a conocer con la mayor prontitud
a todos los jefes de Estado y Gobierno.
Estamos seguros de que cuando nos reunamos en la hospitalaria República
Dominicana, en el complejo turístico de Bávaro, bajo
un sol luminoso frente a un mar multicolor y transparente, nos vamos
a alegrar de los logros alcanzados por nuestros países al
término del año que nos separa de los días
de la celebración de esa Décimo Segunda Cumbre Iberoamericana.
Nuestro país y nuestro pueblo les esperan, pues con emoción
y con el abrazo fraternal de los antillanos de Iberoamérica.
Señores jefes de estado y de Gobierno:
Creo que es en nombre de todos que debo felicitar al Gobierno de
la República del Perú por la organización de
esta Décimo Primera Cumbre Iberoamericana, exitosa por sus
resultados y generosa en la amistad que nos han brindado los peruanos.
Quiero terminar estas palabras con otro agradecimiento, motivado
por la solidaridad que todos ustedes han expresado por la dolorosa
tragedia aérea que el 12 de noviembre segó la vida
de más de doscientos dominicanos.
Les espero a todos el año que viene.
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