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Semblanza | Palabras
Mons. Agripino Nuñez Inauguración Sala Rafael Herrera (
16 - 03 - 03)
Mons. Agripino Núñez Collado El viernes de la semana pasada, en vísperas de la apertura de esta Séptima Feria del Libro, el Director de nuestro Departamento de Publicaciones se presentó a mi oficina con un ejemplar de "Vida Dominicana". Al ver este primer tomo, experimenté una especial alegría con mezcla de frustración; alegría porque el libre podía ponerse a circular dentro de los actos de esta Feria, Y frustración, porque el primer propósito de celebrar un acto en la Universidad Católica quedaba aplazado hasta la aparición del segundo tomo. Pensé, en don Héctor Incháustegui Cabral y en doña Marianne de Tolentino como las personas indicadas para decir las palabras rituales de este momento; pero, cuando llamé a don Rafael para que, conjuntamente, escogiéramos a uno de estos dos grandes amigos, me sorprendió diciéndome que doña Rosa y él habían decidido que las palabras de presentación debía decirlas quien les habla. Agradezco a ambos esta distinción que, estoy seguro, obedece al cariño que siempre me han demostrado. Para mí, particularmente, es muy grato, en mi condición no solamente de Rector de la Universidad Católica Madre y Maestra, cuyas ediciones se enriquecen con la publicación de "Vida Dominicana", sino también en mi condición de amigo de don Rafael y de doña Rosa, hacer esta presentación. Hoy siento una íntima complacencia que, estoy seguro, es compartida por todos los amigos de don Rafael, pues ¿qué mejor ambiente y qué circunstancias más indicadas para poner esta obra a disposición de la comunidad nacional que el Festival del Libro que estamos celebrando? Todos sabemos que este Festival anual del Libro y la dimensión internacional que ha adquirido con la participación de varios países amigos es, en gran medida, obra de don Rafael Herrera. El ha sido un constante propulsor de la Feria del Libro Y, justicieramente, ostenta la Presidencia de la Comisión Permanente Pro-Feria del Libro. ¿Quién no recuerda alguno de los editoriales de don Rafael Herrera en la cercanía de la Navidad, promoviendo el libro como regalo? Su biblioteca privada, sus editoriales, sus discursos
y su conversación nos lo revelan como lo que es: un hombre de lectura,
hombre que, en la lectura, sabe separar el grano de la paja; hombre de
inteligencia privilegiada y poseedor de una amplia cultura; un apóstol
del libro. Por estas razones, y, en especial para ofrecer reunidos en un instrumento de fácil consulta una selección de la obra de un ilustre profesional de la prensa dominicana, creemos que hacemos un notable aporte a la bibliografía nacional con la publicación de los ciento cincuenta (150) editoriales que contiene este libro. Con esta obra, el Departamento de Publicaciones de la UCMM quiere rendir un reconocimiento al constante interés por la promoción de la lectura que manifiesta don Rafael desde el diario que dirige; interés que, estamos seguros, obedece a su natural bondad, reflejo de su corazón hecho para el amor y para la compasión que, acrisolado en su labor periodística, lo impulsa a la comunicación y al deseo del mejoramiento de los demás. En un editorial del 17 de junio de 1966, decía don Rafael.- "Con la publicación de libros se fomenta, extraordinariamente, la actividad intelectual, indudablemente, porque supone, además de la labor de creación, un marcado interés de comunicarse. En toda comunidad los hechos aislados adquieren valor cuando son compartidos, esto es, cuando dejan de ser 'islas' y se convierten por así decirlo, en ríos, prados, pueblos, ciudades. "Esta actividad publicitaria dominicana de ahora engendra grandes esperanzas. Desde ese punto de vista debemos celebrarla todos. No hay libro malo donde no se encuentra algo bueno... Por lo mismo, todo libro nos permite esperar que en sus páginas haya una frase, siquiera una frase, que nos sirva para acrecentar nuestro conocimiento. O para encauzar nuestras posibilidades hacia un mejoramiento de nuestro íntimo ser". En "Vida Dominicana" no hay sólo una frase. En cada página podemos encontrar orientación sobre nuestros problemas fundamentales. Creemos que, en el futuro, los estudiosos de los asuntos políticos, económicos, culturales, históricos, sociales y agropecuarios, tendrán que acudir a este libro como a una de las fuentes imprescindibles para la comprensión, adecuado análisis y correcta interpretación del diario acontecer dominicano. Pues, esta obra es un arsenal de ideas, fruto del pensamiento culto Y moderno de este inveterado luchador por el progreso dominicano. Extraordinarios son los servicios que ha prestado al país en esa condición de hombre bueno y confiable, y siempre dispuesto a servir a todas las causas nobles. Antes de concluir mis palabras, no puedo dejar de mencionar, como un reconocimiento, el trabajo que realizaron para que este libro sea una realidad los licenciados Adriano Miguel Tejada y Bruno Rosario Candelier en la selección y recopilación del material, y al licenciado José Alcántara Almánzar en la corrección de las pruebas y en la preparación del índice analítico, que facilita su uso. También, de un modo particular, quiero agradecer la labor de doña Marianne de Tolentino y de don Héctor Incháustegui Cabral, quienes realizaron con mucho cariño la revisión y el ordenamiento inicial de los editoriales. Don César Herrera, cuando observa a su hermano enfrascado en problemas controversiales, le llama, con cierta picardía, "el Mesías"; y yo, personalmente, creo que don Rafael es eso: un Mesías, pero en el sentido recto de la palabra: un liberador de males, según Larousse. Nos complace sobremanera presentar a la comunidad nacional el primer tomo de "Vida Dominicana", de este "Mesías" nuestro, curtido en la lucha diaria, enfrentado a las más diversas dificultades y siempre capaz de sonreír y de sembrar esperanzas. Mons. Agripino Núñez Collado |