Editoriales | Educativas | Universidad Madre y Maestra ( 15 - 10 - 64 )

El creciente buen éxito que está alcanzando la Universidad Madre y Maestra, de Santiago de los Caballeros, en su meritoria obra educativa, es un hecho que habíamos preconizado en reiteradas ocasiones.

Fundada gracias a los esfuerzos y desvelos de un connotado grupo de ciudadanos particulares, ansiosos de proporcionar a la ubérrima región norteña una eficiente casa de estudios de jerarquía académica, y con la protección de empresas comerciales e industriales, que han donado sustanciosos aportes económicos, la novel universidad ha tenido que hacer frente a cuantiosos gastos para su adecuada instalación, sin los cuales no hubiera podido iniciar sus labores.

El establecimiento de un centro educativo, de esa magnitud, requiere indudablemente un constante y ciclópeo esfuerzo, no solamente en cuanto a lo académico se refiere, sino también en cuanto a su organización y funcionamiento.

Ese esfuerzo, que es el que están desarrollando sus promotores, debe ser estimulado tanto por los sectores particulares de la comunidad como por el propio gobierno, ya que está enderezando a la elevación cultural de nuestro pueblo, supremo ideal en que todos tenemos la obligación de cooperar.

La Universidad Madre y Maestra, cuyos profesores y alumnos están primordialmente interesados en realizar, dentro de sus respectivos campos de acción, una labor encomiable y digna de respecto, con fines exclusivamente educativos, representa en la actualidad un hermoso ejemplo que es necesario emular por todos los medios posibles, para que la buena semilla fructifique.

Una de las características esenciales de esa universidad es la de no estar circunscrita a la simple educación académica, para la creación de profesionales competentes. Su misión, que es más amplia, abarca también la formación espiritual de los alumnos, mediante la enseñanza de los principios moderales que deben ser inculcados en las mentes juveniles, con el propósito de que constituyan , en el mañana, las esenciales normas de vida de los futuros ciudadanos.

En ese sentido, tal misión es de excepcional importancia, ya que no basta para el porvenir de los estudiantes la sola adquisición de conocimientos científicos, por más trascendentales que ellos sean, sin una adecuada modelación de esos sentimientos humanos, que hacen del hombre un ser de vigorosa contextura moral y los prepara, espiritualmente, para resistir los recios embates de la vida.

Toda ayuda que se proporcione al buen éxito de la universidad norteña, es un valioso aporte que se hace para la mejor y más completa preparación de la juventud dominicana, cuyo encauzamiento requiere, en este difícil y crucial momento de nuestra historia, reglas de conducta que la aparten y la protejan de los tantos peligros a que ahora está expuesta

Creemos que todos tenemos el deber de ayudar a esa valiosa institución docente. Quizás el Estado en mayor proporción, no solamente por la obligación que tiene de favorecer el auge de la educación nacional, en todas sus manifestaciones, sino, primordialmente, por el carácter específico de esa casa de estudios, cuya labor, por los frutos que ya se vislumbran, habrá de influir decisiva y favorablemente en el progreso cultural y ético de nuestra juventud, que se reflejará, sin género de dudas, en el mejor porvenir de la República.

Recientemente uno de los miembros del Triunvirato ha informado a la prensa el propósito del gobierno de resolver satisfactoriamente la actual situación económica de la Madre y Maestra, decisión merecedora a nuestro juicio del más sincero encomio, ya que es necesario evitar a todo trance que los denodados esfuerzos, que hasta ahora se han realizado para la supervivencia de esa universidad, resulten a la postre infructuosos.

El Estado y los sectores pudientes de todo el país no deben permitirlo, por tratarse de un plantel superior que aunque iniciado y hasta el momento sostenido, en mayoritaria proporción por los empresarios de Santiago, constituye una institución de carácter nacional, digna y respetable, donde pueden recibir enseñanza académica estudiantes de todos los lugares de la República.


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