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Cómo aliviar la inflación ( 22 -
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Todas las naciones del mundo están padeciendo una aguda inflación,
tanto las naciones prósperas como las más pobres,
así las grandes como las pequeñas.
Muchos de los factores inflacionarios, escapan
a la decisión de un Gobierno. Son componentes externos, son,
como se dice, "inflación importada".
Pero cada Gobierno y cada país tiene un
margen de acción, aunque no sea muy amplio, para combatir
la inflación.
En el caso dominicano hay varias líneas
de política económica que pueden ayudar a combatirla
efectivamente.
Por ejemplo en materia de impuestos:
Podemos considerar dos tipos de impuestos: aquellos
que contribuyen alza de los precios, y aquellos que disminuyen directamente
los sueldos y salarios de los trabajadores.
Muchos de los artículos alimenticios más
importantes, cuan- do se importan, están Ubres de impuestos
o pagan impuestos muy modestos, tal es el caso del arroz, la harina
de trigo, el maíz, la habichuela.
Esos productos han alcanzado un precio muy alto
en los países productores, y acerca de ello nada podemos
hacer.
Pero productos alimenticios 'de primera necesidad,
si debemos adquirirlos, aunque nos cuesten caro.
El Gobierno debe disponerse a que se importen varios
de los artículos de que tenemos déficit, aunque sea
a un costo de muchos millones de dólares.
Nos parece bien la disposición del Banco
Central de disponer que la importación de madera se haga
con dólares propios, para así conservar divisas para
la importación de alimentos.
Hay otros artículos que pueden ponerse en
la categoría de importaciones sólo con dólares
propios. Eso reforzaría nuestra capacidad de importar alimentos,
que son las importaciones prioritarias.
Para ciertas importaciones de ese tipo debiera
eliminarse el gravamen del diez por ciento al valor, para las importaciones
que están libres de impuestos.
El segundo tipo de impuestos es el que grava directamente
los sueldos y salarios de los trabajadores.
Por ejemplo los sueldos de los trabajadores, aparte
del impuesto sobre la renta, cuando caen dentro de ese tipo de impuesto
están gravados por contribuciones especiales para los Duodécimos
Juegos, para el Banco de los Trabajadores, etcétera.
Es decir, proponemos que el gravamen para los Duodécimos
Juegos no se cobre a los trabajadores y empleados que ganen menos
de trescientos pesos al mes. Que la contribución para el
Banco de los Trabajadores sea suspendida, por lo menos, durante
seis meses para los trabajadores cuyo sueldo o salario es inferior
a trescientos pesos mensuales.
Hay una serie de recargos sobre el impuesto sobre
la renta -este es el país de los recargos- que bien pueden
eliminarse para los contribuyentes de la categoría inferior.
Tal exoneración o suspensión temporera
de tales recargos o impuestos, serían un alivio muy valioso
para las familias de pequeños y medianos ingresos.
También debería aumentarse la tasa
de interés sobre los depósitos de ahorros en los bancos
comerciales, por ejemplo de un cuatro a cinco por ciento.
Las personas que tienen ingresos suficientes para
ahorrar, tendrían un incentivo mayor para ahorrar, y reducirían
así sus gastos superfluos casi siempre de productos importados.
En cuanto a ciertos artículos alimenticios
de producción nacional, y que son básicos de la dieta
dominicana, queremos hacer dos o tres observaciones.
En el país hay actualmente escasez de plátanos,
en gran parte a causa de la sequía que sigue, azotando extensas
regiones del Cibao.
Es bien probable, que la cosecha del gran platanal
de Ansonia, ahora en sus comienzos alivie grandemente la escasez.
Así confiamos.
Pero hay otro recurso: el guineo verde.
El guineo verde es un sustituto del plátano,
con una diferencia: que es más sabroso que el plátano
Los puertorriqueños grandes consumidores
de guineos sancochado y fruto, en eso pueden darnos una lección.
De modo que si el plátano se resiste a bajar
de precio, hay que dedicar toda la producción nacional de
guineo a sustituir el plátano.
No será un sacrificio para nadie.
En cuanto a la habichuela, todo el mundo se olvida
que en este país desde hace 20 años se está
importando habichuelas porque la producción nacional es insuficiente.
Pero ahora hay gran remedio: la gran producción
de guandules.
Nuestro país exporta varios millones de
dólares en guandules.
El guandul es mucho más barato que la habichuela.
El país debe comer guandules.
En cuanto a la carne de res: mantenemos en pie
-como una mala res- nuestra herejía: que se le ponga un impuesto
a la exportación de carne y se subsidie la carne para el
consumo interno.
Ya hemos razonado en varias ocasiones esa proposición.
No nos hacen caso. Pero no nos vamos a declarar
en huelga como los ganaderos. Insistiremos.
En cuanto a la carne de pollo, tenemos que decir
unas cuantas herejías, el lunes.
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