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Destino Dominicano II ( 1 - 1 - 66 )
Las tensiones políticas dominicanas parecen estar polarizadas,
en el ánimo de muchos, entre comunismo y militarismo.
El pensamiento y los sentimientos de polarización
pueden ser un mecanismo anímico catastrófico para
el examen de los problemas de una nación y la búsqueda
de soluciones.
Se dice la alternativa es Esto o Aquello.
Y hay como una disposición de aceptar el
error como estilo de vida.
En la segunda mitad del siglo XX, el comunismo
está hoy en una situación de paradoja intelectual
y política.
El fundador del materialismo histórico,
Carlos Marx, profetizó que el comunismo triunfaría
en las naciones altamente industrializadas, que habían alcanzado
la cúspide del capitalismo.
Esto sería el resultado de las famosas "contradicciones
internas" del capitalismo.
"El Capital" de Marx contiene un análisis
de la economía inglesa en la segunda mitad del siglo XIX,
y de ese análisis sacó Marx las consecuencias.
Pero he ahí, que las naciones industrializadas
no se comunizaron.
He aquí que las naciones industrializadas
han vencido el espectro de las crisis económicas y el desempleo
creciente, para Marx la fuente de la dislocación y quiebra
del sistema económico vigente.
Los europeos ya no hablan de sistema capitalista,
sino de Sociedad Tecnológica.
Una sociedad tecnológica cada vez más
igualitaria, cada vez más distributiva, cada vez más
orientada por la política global del Estado, y cada vez más
orientada hacia el empleo pleno de los recursos y cada vez más
orientada hacia la difusión de los bienes en todos los estratos
de la sociedad laborante.
El pensamiento orientador de esa transformación
ha sido el de John Maynard Keynes cuya obra maestra "La Teoría
General de la Ocupación, el Interés y el Dinero"
es precisamente el análisis de la más tremenda crisis
del sistema industrial moderno: la Gran Depresión de los
años treinta.
Es decir el pensamiento de Keynes se enfrentó
a una de las crisis económicas consideradas por Marx como
típicas del sistema capitalista, pero mayor que todas las
observadas por Marx.
Keynes "contrapesó" a Marx, en
un análisis genial y de la Teoría General han surgido
todas las modernas concepciones de política fiscal y monetaria
y todas las reformas estructurales, que han cambiado y vigorizado
la estructura económica y social de las naciones industrializadas.
Una profunda resonancia keyneslana tiene la propia
magna encíclica de Juan XXIII, Madre y Maestra.
Ahora bien, el marxismo dejó de ser el evangelio
revolucionario en el mundo industrial.
Pero tomó el poder en Rusia y China, y ahora
se ha convertido en evangelio de muchos sectores jóvenes
e intelectuales del mundo subdesarrollado.
En Rusia y China el comunismo se tornó imperialista.
En las naciones emergentes de Asia y África
se tornó nacionalista.
Lenin veía la alianza del comunismo con
los movimientos nacionalistas, como una alianza táctica en
la lucha contra los poderes coloniales. Pero decía claramente
que la etapa siguiente era la toma del poder por los comunistas,
destruyendo a sus antiguos aliados.
El fenómeno es que la mayoría de
los líderes nacionalistas africanos y asiáticos se
han desembarazado de los comunistas, afirmando en muchos casos un
poder puramente personal, pero siempre manteniendo un fuerte acento
ideológico acerca de la prepotencia estatal.
La mayoría de las naciones nuevas de Asia
y África no se han comunicado y lo que crece es una repulsa
del comunismo. Los países nuevos también practican
el juego -a lo mejor muy sabio- de contraponer poderoso a poderoso,
y así procuran un equilibrio entre Estados Unidos y Rusia,
procurando sacar ventajas a ambos.
Pero el comunismo tiene en muchos países
innegable fuerza ideológica.
Ciertos sectores, entre ellos economistas, han
llegado a concebir el comunismo como una técnica o instrumento
de desarrollo económico.
Se sostiene que la incautación por el Estado
de todos los recursos económicos y una planeación
económica centralmente dirigida acelerará el desarrollo,
eliminará los desperdicios y evitará que sectores
privilegiados exploten en su beneficio la economía.
En primer lugar esto se sale fuera del marxismo.
Esta tendencia del comunismo como instrumento del
desarrollo no tiene una base marxista.
Marx no era un economista del subdesarrollo. Era un economista de
las economías maduras, cuya reventazón debía
hacerlas "gotear", caer en el comunismo.
Lenin en el Estado y la Revolución no veía
problema técnico en la toma del poder por el proletariado,
pues habiendo capitalistas desarrollado el instrumental productivo,
el manejo de todo el aparato de producción, sería
cuestión de simple contabilidad.
La planificación totalitaria y a ultranza
es el peor atolladero en que puede caer un país subdesarrollado.
Porque el subdesarrollo implica, por definición
la carencia del numeroso y altamente calificado personal para el
planeamiento y ejecución de los planes.
La más grave decisión de la planeación
es decidir hasta dónde planear a la vista de la situación
técnica existente.
De manera que la planeaci6n total no puede ser
una consigna ideológica previa, un esquema de la revolución.
Estos esquemas previos no son otra cosa que "magia",
exorcismo o brujería política.
El comunismo en los países subdesarrollados
es testimonio de los quebrantos sociales, suele ser intento de salida
violenta a una situación de parálisis social, o vestidura
ideológica de las múltiples formas de desajuste entre
individuo y sociedad que se exacerban en una sociedad atrasada,
pero donde los deseos, las esperanzas, las demandas crecen inconteniblemente
mientras el ámbito de producción permanece estático.
Pero los gritos del enfermo no son el diagnóstico
de la enfermedad.
Nosotros creemos que el comunismo dominicano es
un peligro en la propia medida que la comunidad nacional no acepte
los retos que le impone su propio destino, el destino dominicano.
Una nación es un reto a sus miembros.
El reto a la República Dominicana es el
de suprimir la marginación económica y espiritual
de la mayoría de sus hijos. Crear la economía dinámica
que sustente a todos. Y crear la libertad que ampare a todos.
Que los hijos de la República Dominicana
sean libres y hagan libres a su patria.
Sobre el problema militar, el editorial del lunes.
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