Editoriales | Religiosas | La dificultad de ser cristiano ( 24 - 2 - 66 )

"El Continente Latinoamericano se define católico: es su gloria y su suerte. Este catolicismo que tiene un peso numérico notable en el seno de la comunidad católica del mundo revela, por otra parte -y lo decimos con afecto solícito de padre- aspectos negativos que denotan debilidad y falta de hombres y de medios. Se podría hablar de un estado de debilidad orgánica, que manifiesta una necesidad urgente de revitalizarse y reanimar la vida católica, de modo de hacerla más substancioso en los principios doctrinales y más firme en la práctica. Se diría que la fe del pueblo latino- americano debe realizar aún una plena madurez de desarrollo". (Paulo VI, Exhortación Pastoral a los Obispos de la América Latina).

Los que se llaman cristianos en la República Dominicana deben adquirir plena conciencia de que se encuentran ante un doble y gravísimo problema:

Primero, al crecer tan tremendamente la población dominicana, disminuye la proporción de cristianos en el país.

Pues la creciente población marginada, que no es alfabetizada, que no tiene trabajo, que está fuera de todo el sistema de relaciones sociales normativas, está también al margen del mensaje cristiano.

Esa nueva población no es alcanzada por una efectiva acción pastoral que los vincule a la comunidad de vida cristiana.

Esto quiere decir que este país es cada vez menos cristiano.

Segundo, la renovación de la Iglesia tras el Concilio Vaticano II está requiriendo de los católicos que reconozcan y asuman responsabilidades personales y sociales, que obligan a "una plena madurez de desarrollo".

El Concilio ha sido celebrado como una "modernización" de la Iglesia, como un ponerse a tono con los patrones y actitudes mentales de hoy día.

Ya no se habla mal de los Protestantes ni de los Judíos, y se busca acercamiento entre todos los hombres cual que sea su religión.

Todo indicaría que estamos más cómodos ahora.

Pero no es así:

La Iglesia está exigiendo a los cristianos que vivamos como cristianos; que insertemos el espíritu evangélico en el mundo moderno. Que las transformaciones sociales lleven el sello del espíritu cristiano.
Por eso Paulo VI también ha dicho en la misma exhortación:

"La Iglesia también debe testimoniar con los hechos que no ha sido parte integrante solamente en el proceso de formación de cada uno de los países de América Latina, sino que quiere ser también un faro de luz y de salvación en el proceso de la transformación en curso".

Y en otra parte del citado documento dice:

"Debemos adquirir un solemne compromiso a fin de que la Iglesia, impulsada e inspirada siempre por la voluntad de Cristo, que cierra el camino a soluciones de desorden y de violencia, asuma sus responsabilidades para alcanzar un orden sano de justicia social para todos".

El Concilio Vaticano es un intento de insertar lo eterno en la historia de hoy día.

No es fácil ser cristiano en la segunda mitad del Siglo XX.

Era también difícil ser cristiano a comienzos del siglo XVI, cuando los frailes dominicos denunciaron en esta ciudad de Santo Domingo, los maltratos y matanzas de indios.

Hoy aquellos sermones son parte de la gloria de esta tierra, pero los frailes dominicos sufrieron denuncia y persecución.

No queremos comparar la situación ni los personajes.

Pero conviene recordar a muchos dominicanos que si se proclaman cristianos van a tener todos los días muchos encontronazos con Dios.

No es simple cuestión de tener que bregar con un Nuncio incómodo y poco manejable.

Es sencillamente que usted hoy no puede proclamarse cristiano y seguir en lo mismo.

Es sencillamente que la idea cristiana de hoy ha dejado de ser una tradición de hábitos cómodos, para convertirse en un imperativo de renovación de vida.

O como dijo Paulo VI: la fe dominicana "debe realizar aún una plena madurez de desarrollo".


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