Discurso
del Secretario de Cultura, José Rafael Lantigua, C
eremonia
Premio Nacional de Literatura 2007.
Señoras, Señores:La comunidad cultural
festeja hoy la entrega al ensayista y crítico literario
Diógenes Céspedes del Premio Nacional de Literatura,
reconocimiento supremo de las letras dominicanas.
Poetas,
narradores, ensayistas, dramaturgos e historiadores del arte
y del patrimonio
cultural dominicano, habían alcanzado hasta hoy esta presea
que honra la obra de toda una vida en el elevado oficio de la escritura.
Esta noche asistimos, por primera vez, a la concesión formal
de este reconocimiento a un crítico literario, con lo cual
el jurado actuante, que me honro en presidir, ha comenzado la tarea
de reconocer a oficiantes literarios que actúan desde otros
géneros y desde otras perspectivas tan trascendentes y vitales
para el ejercicio literario como lo pueda ser la poesía
o la narrativa.
De
este modo, la crítica literaria –que
Diógenes Céspedes ayudara a fundar a través
de nuevas corrientes de pensamiento analítico, con un nuevo
método y desde una visión completamente novedosa
y profunda- se eleva en el reconocimiento que hoy entregamos como área
vitalísima del trabajo literario digna de ser tomada
en cuenta a la hora de evaluar la hoja de vida de un profesional
de
las letras. Como
en su momento habrán de serlo, necesariamente,
otras maneras de enfocar y crear el hecho literario, la crítica
literaria entra hoy al espacio consagratorio de este galardón,
de manos de quien ha sido sin dudas una de sus voces pioneras en
la manera y forma de ejercer ese oficio tan necesario y valioso
para examinar el discurso literario, desde una estrategia centrada
en su discurrir ideológico, en tanto define ese discurso
la inserción del sujeto y su predicamento cultural en sus
propias tensiones y contradicciones, como comenzó a mostrárnoslo
el escritor que hoy recibe este premio desde hace treinta años.
Diógenes
Céspedes nos introdujo a los dominicanos en lo que otros
definirían como "la pasión por el concepto",
lo cual equivale, conforme su propia definición, "a
la búsqueda de la racionalidad de una teoría…hacia
la crítica, en primer lugar, de la teoría del signo,
sin importar la predilección anclada en la subjetividad
al escoger a uno u otro autor" (DC: "Lenguaje y poesía
en Santo Domingo en el Siglo XX", UASD, 1985). Su gran tarea
sin equívocos, fue inducirnos a leer y enjuiciar el hecho
literario desde perspectivas diferentes a las que la crítica
previa nos había mostrado, invitándonos a ir más
allá de lo que en su impronta directa y en su revelación
creadora el poema, la narrativa o el ensayo histórico nos
decían, para adentrarnos, desde una estrategia fundadora
en nuestra historia literaria, en la ubicación del análisis
del discurso intelectual dominicano desde una poética donde "salen
a flote las políticas y las ideologías que fundan
esos discursos a fin de saber de donde vienen y hacia dónde
van, y contra qué se inscriben o qué refuerzan, consciente
o inconscientemente". (op.cit. p.13).
Para
llevar a cabo esa tarea era necesario poseer un instrumental
de análisis basado
en concepciones radicales sobre el hecho literario, sus matices,
alcances, valoraciones y consecuencias, y Diógenes Céspedes
hizo uso de esas herramientas de enjuiciamiento, desde los dominios
que su formación académica ayudara a forjar, donde
el discurso comenzó a ser, de modo casi exclusivo, el elemento
sustancial de su labor crítica.Pocos recordaron el año
recién pasado que esa tarea comenzó de alguna manera
con sus "Escritos críticos", publicado en 1976,
lo que quiere decir que en el 2006 se cumplieron treinta años
del inicio de esa intensa vida en la literatura y para la literatura
de Diógenes Céspedes, por lo que la consagración
que implica este premio que hoy recibe, constituye un homenaje
a esos tres decenios de entrega permanente al ejercicio crítico
y a la forja de un haber analítico fundador que
la literatura dominicana celebra y reconoce.
A
partir de entonces, Céspedes
no ha cesado de crear un espacio de reflexión continua sobre
el hecho literario dominicano, desde la perspectiva del discurso,
y bajo el examen del mismo en su propio y determinante contexto
epocal. Para esa labor, se ha construido un canon valorativo propio,
que modificó sin duda alguna la manera de entender la trascendencia
del quehacer literario nuestro, lo que necesariamente debía
ocurrir no sin tropiezos, pues casi siempre su análisis
ha producido enfrentamientos con otras posturas poéticas,
históricas o filosóficas, o ha creado escozor e incomprensión
en no pocos.
No
es para menos, pues sus estudios poéticos
y sus análisis de los discursos literarios o filosóficos,
partían de concepciones esencialmente revolucionarias, por
cuanto los mismos entablaban un diálogo con la obra literaria
y su sujeto creador desde perspectivas que, en su momento, y aún
hoy, resultan singulares en la historia de la crítica literaria
dominicana.Sus tesis partieron siempre del texto, como elemento
concreto de la acción crítica, y las conclusiones
a que arribara en el enjuiciamiento del texto y sus signos crearon
un corpus investigativo excepcional, que de alguna manera él
denominaría en uno de sus libros, "la aventura de la
indagación". Esa "aventura" no fue, sin embargo,
una simple andadura sobre los textos, sino una auténtica
valoración sobre los alcances ideológicos del discurso
y, sobre todo, digámoslo de una manera más directa,
una comprometida evaluación sobre la concepción de
la poesía y el lenguaje, que introdujo una nueva manera
de leer la literatura dominicana y de situarla dentro de su marco
epocal y dentro de su singladura histórica, ajeno a subjetividades,
escarceos personalistas o ditirambos fijados por la retórica
o la simple complacencia.Sus caminos no sólo se construyeron
sobre la literatura dominicana, sino que también se empleó a
fondo en "los discursos más significativos que sobre
la poesía se han producido en América Latina en este
siglo", obligándonos a todos los que hemos sido desde
años sus firmes lectores, a conocer y valorar la "relación
indisoluble" del discurso literario "con las concepciones
que los autores de esas teorías postulan acerca del sujeto
y lo social, el individuo y el Estado, el discurso y el sentido,
la filosofía y la traducción" (DC: "Política
de la teoría del lenguaje y la poesía en América
Latina en el siglo XX", UASD/La Trinitaria, 1994).Treinta
años después de que Diógenes Céspedes
iniciara su trayectoria en el campo de la crítica literaria,
y desde que a partir del decenio de los ochenta nos enseñara
a todos el método de la poética como formato nuevo
de análisis del discurso literario, su obra ha hecho un
tránsito renovador que le permite ascender a la inmortalidad
que esta presea máxima de las letras nacionales
otorga a quienes la reciben.
Más de veinte libros afirman de manera
rotunda y definitiva, como hoy lo pretende dejar afirmado este
premio, que Diógenes Céspedes ha sido el introductor
de un nuevo método en el ejercicio de la crítica
literaria en la historia toda de la literatura dominicana, ese
método de la poética que ha sido sin dudas, "un
camino nuevo del análisis de los textos literarios y los
signos semióticos de la sociedad" (DC: "Ensayos
sobre lingüística, poética y cultura",
Ediciones Librería La Trinitaria, 2005).
Sus
obras han de ser, con toda seguridad, parte fundamental
de las lecturas de todo
hombre o mujer que se interese por conocer a profundidad
los alcances y la trascendencia de la literatura
dominicana y latinoamericana.
Bástenos señalar cinco de ellas que son, para nosotros
en particular, obligadas lecturas y relecturas, de consulta y de
gozo del conocimiento y valoración didáctica que
ellas nos señalan, como son: "Lenguaje y poesía
en Santo Domingo en el siglo XX", una verdadera revolución
analítica en su momento; "Ideas filosóficas,
discurso sindical y mitos cotidianos en Santo Domingo", una
obra fundamental en su haber bibliográfico; "Estudios
sobre literatura, cultura e ideologías", que precedió a
las anteriores; "Política de la teoría del lenguaje
y la poesía en América Latina en el siglo XX",
segunda parte de la investigación que diera lugar a la primera
obra señalada en esta enumeración; sus "Ensayos
sobre lingüística, poética y cultura",
reeditados en el año 2005; y, un libro estremecedor, original,
aportador, como lo ha sido sus "Memorias contra el olvido",
su autobiografía literaria.
Sin
menoscabo de las demás,
que me son todas valiosas y que he leído a cabalidad, como
seguidor de la trayectoria de este gran intelectual nuestro, dejo
constancia de mis preferencias, en tanto son libros que me han
enseñado a evaluar y valorar la literatura dominicana desde
una visión de método y examen ideológico que
constituye hoy el más señero estandarte de elevación
de Diógenes Céspedes como una de las figuras intelectuales
más sólidas y coherentes de toda nuestra
historia cultural.
Al
presentar a Diógenes Céspedes esta noche
nuestros saludos de admiración y respeto por su obra renovadora
y sustancial, anuncio complacido el propósito de la Secretaría
de Estado de Cultura de producir un programa de conferencias de
este valioso hombre de nuestras letras por distintos puntos del
país y del exterior, dentro de nuestro programa Corredor
Cultural, a fin de que sus ideas sean conocidas y valoradas por
la juventud dominicana, en un marco de abierto pluralismo como
es el que define el señalado programa que se maneja bajo
la organización de nuestra Dirección
General del Libro y la Lectura.
Del
mismo modo, informo que la Dirección
General de la Feria del Libro ha programado para la celebración
de la Feria Internacional del Libro, que este año arriba
a sus primeros diez años de fundación, un ciclo especial
para el estudio de la labor literaria de tres grandes de nuestras
letras, dos de ellos de quienes recordaremos su centenario de nacimiento:
el crítico literario Pedro René Contín Aybar
y el poeta Manuel del Cabral, y a quien se hace merecedor del Premio
Nacional de Literatura de este año Diógenes Céspedes.
Ellos tres, junto al gran poeta Franklin Mieses Burgos, a quien
se le dedica la Feria del Libro de este 2007 en el centenario de
su nacimiento, constituyen el grupo de nuestros escritores que
merecerán ser objeto de atención especial en nuestro
más grande acontecimiento cultural anual.
De
esta manera, creemos que rendimos un tributo de admiración y reconocimiento
sincero al gran escritor y figura señera de la crítica
literaria dominicana, a quien esta noche entregamos
el premio mayor de las letras nacionales.
La
Secretaría de Estado de Cultura
que junto a la Fundación Corripio organiza este lauro, se
siente complacida de haber sido parte del jurado que seleccionara
por decisión unánime a Diógenes Céspedes
como recipendiario de esta magna presea.
Diógenes: lámpara
votiva de la crítica literaria nacional, recibe hoy el Premio
Nacional de Literatura, que consagra una obra que, como la tuya,
ya había sido consagrada por los lectores que aprecian los
servicios que has brindado por tres décadas
a la cultura dominicana.
Y
con este premio, recibe el reconocimiento y la gratitud de todo
el país cultural que valora tus singulares aportes
al desarrollo de una nueva valoración y de un nuevo contenido
crítico de la historia literaria de la República
Dominicana.Teatro Nacional Eduardo Brito, 20 de febrero
2007
Hoy
Digital. [Consultado: 21 febrero 2007]
http://hoy.com.do/section.aspx?activedate=2/21/2007&id=21&date=02/21/2007
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