La
Iglesia
La Iglesia esta
investida de dirigente, de maestra de nuestra vida, de
Madre, en una palabra. Detengámonos
a considerar el grande honor. Los paganos, si no podían
imitarnos –la obra del Amor faltaba –nos admiraban
y reconocían, respecto de ellos, la superioridad
moral de los cristianos. Valoraban su fraternidad que despertaba
el amor. Amor: caridad, compasión… Todo lo
enseña la palabra Amor. La nueva visión que
trajo al mundo el cristianismo: amor desinteresado, amor
de generosidad, amor de complacencia en ayudar, en dar,
en servir… La mente humana había tomado otra
dirección. La vida cristiana seria falso decir que
no es difícil… Pero es posible. El remedio
nos lo dio el mismo Jesús: “Aprended de mi
que soy manso y humilde de corazón”. Tengamos
la voluntad de ser una verdadera unidad en la fe, en la
esperanza y en la caridad, y habremos cumplido nuestro
destino de ser cristianos, verdaderos hijos de la Iglesia.
Un prodigio en acción y en silencio, una actitud
nunca antes conocida. Vivir para darnos, para amar sin
distinciones, sin hacer caso de pueriles privilegios. El
cristianismo, vida y resurrección, aparte de ser
redención para el mundo –porque sin la muerte
del “Hijo del Hombre”, no hubiera habido vida
eterna –el cristianismo, enseño al mundo a
vivir, a darle el autentico valor a la vida… La maravilla
de esta nueva manera de encauzar el pensamiento humano:
Cristo y su doctrina –todavía ignorada para
muchos e indiferente para tantos –es en realidad,
no diré lo que mas importa, sino lo único
que importa. No esta de más que tengamos como bandera
cristiana aquello de nos dice el Evangelio y que debe ser
el sello que llevemos grabado en nuestros corazones:
“¿De que nos valdría ser dueños
de todo en este mundo si perdemos nuestra alma?”
La Iglesia es la
guardiana de la doctrina, de la verdad de cristo. No
en el balde la llamamos “Madre”.
|
|