Biografía

Obra literaria

Tiene una larga y productiva trayectoria literaria con casi 700 publicaciones, entre artículos, ensayos y libros, dejando evidencia de su “certeza de la trascendencia de la literatura y sus infinitas posibilidades”, según consta en el apéndice de la segunda edición de su libro La aventura interior.

Cuando en 1972 publicó Antología de la literatura dominicana marcó claramente dos cosas que a nuestro modo de ver definen lo que ha sido su andar durante estos años: su conocimiento sobre los grandes exponentes de la literatura nacional, sobre sus estilos y movimientos, que no se detendría en esta obra y que le permitirían, con el pasar de los años, enriquecer su estilo, su lenguaje y su temática; y en segundo lugar su identificación con nuestro país, que surge en gran cantidad de cuentos y trabajos publicados.

Desde su primer libro de cuentos, Viaje al otro mundo (1973), Alcántara refleja al sociólogo que vive en él: su temática incluye la lucha de clases sociales, las injusticias políticas y sociales de la época, el abuso de poder, la pobreza, la persecución. Su obra, comprometida con los problemas sociales, las clases marginadas, transparente su alta sensibilidad, su humanidad; su experimentación con diversas técnicas que van desde la multiplicidad de voces hasta la retrospectiva; el uso de lo grotesco y lo fantástico en su cuentística sorprende, pues una constante en su escritura es el ritmo, la riqueza de vocabulario y la magia que atrapa al lector.

Sabemos que todo eso es fruto de sus experiencias, su riqueza cultural, su amor al arte y su familiaridad con grandes maestros en el campo literario, que juntos le permiten enriquecer su estilo.

La narrativa de Alcántara Almánzar es accesible a cualquier lector hispanoparlante y coincide con muchos cuentistas contemporáneos del Caribe hispano; va más allá de generaciones o movimientos literarios y ha sido reconocida tanto en el país como en el extranjero. Su amplia producción incluye: Antología de la literatura dominicana (1972), Viaje al otro mundo (1973), Callejón sin salida (1975), Testimonios y profanaciones (1978), Estudios de poesía dominicana (1979), Imágenes de Héctor Incháustegui Cabral (1980), Las máscaras de la seducción (1983, Premio Anual de Cuento), Narrativa y sociedad en Hispanoamérica (1984), Hombre y sociedad. Lecturas escogidas (compilador, 1986), Hombre y sociedad. Guía didáctica (en colaboración con Antonio Menéndez Alarcón, 1987), La carne estremecida (1989, Premio Anual de Cuento), Los escritores dominicanos y la cultura (1990), El sabor de lo prohibido. Antología personal de cuentos (1993), Dos siglos de literatura dominicana (S. XIX y XX). Poesía y prosa (en colaboración con Manuel Rueda, 1996), Panorama sociocultural de la República Dominicana (1997), La aventura interior (1997), Huella y memoria. E. León Jimenes: Un siglo en el camino nacional (1903-2003), en colaboración con Ida Hernández Caamaño (2003), Presagios de la noche (segunda antología personal de cuentos, 2005), Catálogo del Banco Central (en colaboración con Luis José Bourget, 2007).

Su obra ha narrativa sido objeto de dos tesis doctorales, escritas por las académicas Nívea de Lourdes Torres Hernández y Carmen Benítez de Morales, respectivamente.

Como dice Nívea de Lourdes Torres, de la Universidad de Puerto Rico, José Alcántara Almánzar es posiblemente el cuentista dominicano más destacado y consistente de las últimas décadas. También Marcio Veloz Maggiolo lo señala entre los más destacados cultivadores del género cuento y Bruno Rosario Candelier afirma que está llamado a ocupar un sitial al lado de Juan Bosch, Hilma Contreras y Virgilio Díaz Grullón.

Dice Vargas Llosa que la literatura “dispone de técnicas y poderes para destilar ese delicado elixir de la vida, la verdad escondida en el corazón de las mentiras humanas”, y nosotros consideramos que eso precisamente es lo que logra Alcántara con el uso de su gran imaginación, nuevas técnicas narrativas y la selección de temas que le permiten poner en palabras emociones en las que los lectores nos vemos reflejados, que expresan lo que sentimos y no somos capaces de pronunciar, de manifestar, de dar a entender.