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Comunicado de prensa Nº 2006/13 de junio/RD ALC

Contacto:
Alejandra de la Paz
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República Dominicana y América Latina necesitan reducir la pobreza para impulsar el crecimiento- Banco Mundial

SANTO DOMINGO, 13 de junio de 2006—La República Dominicana, al igual que el resto de los países latinoamericanos, debe luchar contra la pobreza de manera más enérgica si desea sostener elevadas tasas de crecimiento y competir con China y otras economías dinámicas de Asia, afirma un nuevo informe del Banco Mundial presentado hoy aquí.

Según el informe Reducción de la pobreza y crecimiento: Círculos virtuosos y círculos viciosos, si bien el crecimiento económico es clave para la reducción de la pobreza, éste debe ser acompañado de políticas que promuevan oportunidades para que los pobres se beneficien y contribuyan al mismo. En muchos casos, la propia pobreza limita las posibilidades de alcanzar tasas de crecimiento altas y sostenidas en América Latina, región que continúa siendo una de las más desiguales del mundo y donde casi la cuarta parte de la población vive con menos de US$2 al día.

Mientras China experimentó un impresionante crecimiento anual per cápita de aproximadamente 8,5% entre 1981 y 2000, factor que redujo la pobreza en el país en 42 puntos porcentuales, el PIB per cápita de América Latina disminuyó 0,7% durante los años ochenta y aumentó alrededor de 1,5% al año en los años noventa, sin generar cambios significativos en los niveles de pobreza.

En el caso de la República Dominicana, el elevado crecimiento de un 6% promedio anual del PIB per cápita durante 1997-2000 fue muy desigual y solamente redujo la pobreza en 1 punto porcentual. Como resultado de la crisis financiera de 2003-2004, 1,5 millones de dominicanos cayeron en la pobreza. Hacia finales del 2004, 42 de cada 100 dominicanos eran pobres y de éstos 16 se encontraban viviendo en situación de pobreza extrema.

“El comportamiento de la economía latinoamericana de las últimas décadas ha sido decepcionante y la región se ha quedado rezagada en comparación con las economías dinámicas de Asia”, afirmó Guillermo Perry, economista principal del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. “Aún un país con elevado crecimiento como la República Dominicana ha logrado muy poca reducción de la pobreza, y la propia pobreza está entorpeciendo el crecimiento de la región. A menos que se aborden las limitaciones que afectan a los pobres, seguirá siendo difícil sostener un crecimiento vigoroso”.

Según el estudio, elaborado por los economistas del Banco Mundial Guillermo Perry, Omar Arias, Humberto López, William Maloney y Luis Servén, si el nivel de pobreza disminuye en 10% y todos los demás factores permanecen inalterados, el crecimiento económico puede aumentar en 1%. A su vez, un aumento de 10% en los niveles de pobreza hace descender la tasa de crecimiento en 1% y reduce las inversiones hasta en 8% del PIB, en especial en países con sistemas financieros subdesarrollados.

Esta situación se debe a que los pobres, quienes por lo general carecen de acceso a créditos y seguros, no están en posición de emprender muchas de las actividades rentables que desencadenan la inversión y el crecimiento, lo que produce un círculo vicioso en el que el bajo nivel de crecimiento deriva en un alto nivel de pobreza y este último deriva a su vez en un bajo nivel de crecimiento.

Por ejemplo, las regiones pobres que carecen de infraestructura no son capaces de atraer inversiones; los hogares pobres, enfrentados a escuelas de menor calidad y altos costos de oportunidad, no invierten lo suficiente en la educación de sus hijos. Por su parte, los países pobres o incapaces de reducir las disparidades en los ingresos, enfrentan el agravamiento de las tensiones sociales y el crimen que a su vez hacen difícil que prospere un clima comercial favorable.

“Para trasladarnos de un círculo vicioso a uno virtuoso, debemos atacar la pobreza decididamente y en varios frentes, proceso que resulta en mayor crecimiento y a su vez, reduce la pobreza”, sostuvo Perry. “La lucha contra la pobreza no sólo le sirve a los pobres, también es positiva para toda la sociedad”.

El estudio señala que una estrategia de lucha contra la pobreza a favor del crecimiento debería buscar mejorar la calidad de la educación, ampliar la cobertura en los niveles secundarios y terciarios e impulsar inversiones en infraestructura básica para beneficiar a las regiones rezagadas y aumentar el acceso de los pobres a servicios públicos de calidad. El principal reto en la República Dominicana es aumentar la confiabilidad y calidad de los servicios sociales, así como los cuellos de botella en la cobertura de la educación media.

Además, dicha estrategia debe mantener la estabilidad macroeconómica dado el tremendo impacto que las crisis tienen sobre la pobreza, tal como ilustra la experiencia dominicana. Se requiere reducir la vulnerabilidad, ampliar el acceso a servicios crediticios y financieros, y poner en marcha políticas sociales eficaces, tales como programas de transferencias condicionadas en efectivo que proporcionen dinero a las familias pobres, siempre y cuando éstas mantengan a sus hijos en la escuela y los lleven al médico. Algunos ejemplos de estos programas son Bolsa Familia en Brasil, Oportunidades en México y Familias en Acción en Colombia. En el caso dominicano, el programa Solidaridad, conformado por el Incentivo a la Asistencia Escolar y “Comer es Primero”, podría seguir estas experiencias exitosas en la región.

El informe señala que las inversiones en capital humano e infraestructura básica y las estrategias focalizadas de lucha contra la pobreza son particularmente importantes para complementar políticas a favor del crecimiento como es el caso de la liberalización del comercio que, si bien es esencial para el crecimiento a largo plazo y la lucha contra la pobreza, puede también tener efectos negativos a corto plazo sobre la pobreza y la desigualdad. Esto reviste especial importancia para que la República Dominicana pueda aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece el DR-CAFTA.

“Los beneficios del comercio pueden acrecentarse en gran medida si los países complementan sus acuerdos con inversiones en áreas tales como educación, infraestructura y transferencias condicionadas para las regiones y los campesinos pobres que podrían salir perjudicados de la transición”, agregó Perry.

Para llevar adelante una estrategia de lucha contra la pobreza a favor del crecimiento, el estudiorecomienda a los países mejorar en primer lugar la equidad de los programas de gasto público orientándolos hacia quienes realmente los necesitan, en lugar de gastar recursos en subsidios dirigidos a los sectores acomodados, tales como el consumo de energía, las pensiones y las universidades públicas. En el caso dominicano, los subsidios a la energía eléctrica y al gas propano representan un 2,5% del PIB en el 2005, más de dos terceras partes del gasto combinado en educación y salud. Además, a partir de una mejora significativa en la eficacia de sus políticas sociales y la calidad del gasto público, en la mayoría de los casos los países tendrían que aumentar la recaudación impositiva a través de sistemas tributarios que reduzcan al mínimo las lagunas fiscales y los efectos negativos sobre la inversión.

Según el estudio, el logro de una mayor reducción en la pobreza puede significar que se asigne diferente importancia relativa al crecimiento y a la redistribución. Los países más pobres, que tienen poco que distribuir, como el caso de Haití, Honduras, Bolivia y Paraguay, necesitan primero lograr un crecimiento más alto y sostenido, pues de lo contrario es muy difícil lograr reducciones importantes en la pobreza. Por el contrario, en países de mayores ingresos y con más desigualdad, como la República Dominicana, Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México, se debe dar más prioridad a la reducción de la desigualdad conjuntamente con el impulso al crecimiento.

El informe sostiene que: “Transformar el Estado en un agente que promueva la igualdad de oportunidades y practique la redistribución eficaz es, quizás, el desafío más urgente que enfrenta América Latina a la hora de poner en marcha mejores políticas que estimulen el crecimiento y al mismo tiempo reduzcan la desigualdad y la pobreza”.

“Las lecciones de este informe confirman que la República Dominica requiere de acciones deliberadas para asegurar que su desempeño económico envidiable se traduzca en una sostenida reducción de la pobreza y mejoras significativas en los indicadores de desarrollo humano como educación, salud y asegurar un acceso a servicios básicos confiables”, señaló Caroline Anstey,directora del Banco Mundial para la región del Caribe.

La cartera actual del Banco Mundial en la República Dominicana incluye 8 proyectos activos que en total suman US$306,8 millones en compromisos netos. El 19 de mayo de 2005, el Directorio Ejecutivo del Banco Mundial aprobó una nueva Estrategia de Asistencia al País (EAP) para la República Dominicana que proyecta brindar asistencia financiera por un monto de hasta US$360 millones entre 2006 y 2009, además de servicios técnicos y de asesoría. La estrategia pone énfasis en mejorar la competitividad y lograr mayor equidad social a través de inversiones en desarrollo humano y en acceso a servicios básicos.

Para obtener más información sobre el estudio, así como el trabajo del Banco Mundial en la República Dominicana, visite: www.bancomundial.org.do y llame al Centro de Información y Documentación para el Desarrollo (CIDD), tel. (809) 535-0111, ext. 2024